No le vendría mal a míster Walter Smith venirse una temporadita por Valencia y echarle un ojo a lo que la prensa dice de Unai cuando las cosas le salen medio regular. Aquí y no se sabe muy bien por qué, los periodistas no le solemos pasar ni una al entrenador del Valencia. Se le reparte leña hasta cuando acierta con las rotaciones, cuando desdibuja el dibujo, cuando ve lo que nadie imagina y cuando no imagina lo que todos ven, y hasta cuando el equipo se cuela en la cabeza de la liga española. Al tal Smith, para más señas técnico del Rangers, le debería caer hoy uno de esos meneos que no suelen dejar indiferentes a nadie por la racanería tan burda que exhibió el equipo escocés.
El de anoche fue, en cualquier caso, un partido de esos que sólo serán recordados cuando en un futuro haya que tirar de hemeroteca ante un nuevo emparejamiento con estos mismos protagonistas. Para las estadísticas quedarán los dos goles de un valenciano como Soldado y poco más. Otros aspectos, en cambio, pasarán desapercibidos cuando en realidad no tienen por qué quedar en el olvido.
Por ejemplo, a Tino Costa hay que decirle que está muy bien que marque goles, que los celebre como le venga en gana (como si le da por hacer el pino-puente), pero lo que nunca debe hacer es quitarse la camiseta. Si lo hace por enseñar tableta -véase abdominales- vale, pero que lo haga cuando el árbitro pite el final del encuentro. De lo contrario, se ganará tarjetas amarillas tan inocentes como dañinas para el equipo. A un tipo tan profesional hay que felicitarle cuando lo hace bien y darle un tironcete de orejas cuando patina.
Pero tranquillos, hay más tironcetes que dar. Por desgracia, lo que podía y fue una fiesta para los valencianistas, no fue del todo completa. Y el club no debe mirar para otro lado y escabullir el bulto. Cómo puede ser que en una cita como ésta, donde hay en juego tanto (no sólo prestigio sino bastantes millones de euros), Mestalla presente la entrada que ofreció. En Bursa, el Valencia se encontró con un estadio más reducido pero casi lleno, en Glasgow el Ibrox Stadium estaba casi a tope pero anoche el recinto blanquinegro dio una sensación un tanto decepcionante. No por los que fueron, que estuvieron de cine, sino precisamente por los aficionados que no estuvieron. Ahí el consejo debe hacer examen y autocrítica porque si contra el Glasgow, un equipete con cierto tirón, la entrada no llegó ni a los tres cuartos, contra el Bursaspor veremos lo que pasa. Los precios ya no se pueden tocar, pero puede servir de lección, por ejemplo, para la siguiente eliminatoria.
Al menos, los presentes se marcharon más que satisfechos por el resultado y por la entrega de sus jugadores. Y, quizás, hasta los miles de escoceses también se fueron contentos. No sólo por los litros de cerveza que engulleron sino porque para ellos fue una fiesta lo de Mestalla. Bastantes minutos después de haber acabado el encuentro y mientras la policía preparaba el dispositivo de desalojo, no cesaron de ofrecer su amplio repertorio de cánticos. Antes, y ahí va otro de los tirones de oreja, se dedicaron a molestar tirando objetos desde donde estaban a los espectadores situados más abajo. Dos de ellos fueron desalojados del estadio por este motivo.
Es difícil que Braulio Vázquez y Javier Gómez, en su animada charla del descanso, hablaran en el palco de esta cuestión. Fernando, por cierto, los observaba tres filas más arriba. Curiosa imagen. Es más probable que Braulio le estuviera diciendo al vicepresidente que lo del césped hay que arreglarlo de una vez por todas. El equipo sufre. El terreno de juego va de mal en peor y si el otro día ni la manita de pintura enmascaró el desastre, la cosa va mucho más en serio. Da cierta penilla verlo. Menos mal que al terminar el encuentro varios empleados del Valencia se dedicaban ya a fotografiar el terreno de juego con el objetivo, se supone, de tomar cartas en el asunto. Al menos, con los 800.000 euretes que entran en caja por este triunfo se puede maniobrar.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-11-03/otro-pinchazo-aficion-20101103.html
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