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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Soler culpa a Wolstein de la falta de los avales de Valencia Experience

Si el Valencia cobra un solo euro de los cinco millones de euros que reclama a Valencia Experience, un patrocinador que nació de la nada y murió de la misma manera, será un milagro. Y no porque no tenga argumentos para ello (aunque eso lo tendrá que decidir el juez) sino por el tono de bluf que envolvió al juicio celebrado ayer y que contó con una amplia representación del pasado valencianista más inmediato. Además de Vicente Sáez Tormo (administrador único de la demandada Valencia Experience), por la sala 14 desfilaron en calidad de testigos los ex presidentes Juan Soler, Agustín Morera y Vicente Soriano; el ex vicepresidente Miguel Zorío; el ex consejero delegado, Jesús Wolstein; el actual vicepresidente, Javier Gómez; la directora financiera, Inma Ibáñez, y Juan Barrachina (Unibet).

Aunque en realidad allí se trataba de juzgar la responsabilidad de la empresa Product Management Council SL, que auspició la firma Valencia Experience, lo cierto es que en las más de tres horas y media que duró la vista se demostró que el fútbol es capaz de provocar situaciones muy sorprendentes.

Porque si sorprendente fue ver el apretón de manos y la sonrisa nerviosa que antes de entrar en el juicio se regalaron Juan Soler y Vicente Soriano (enfrentados y en plena batalla judicial por aquellas acciones que iban para Dalport); también resultó inesperado la frialdad con la que Soler se quitó de encima la responsabilidad de todo este asunto del 'sponsor fantasma', echándole el 'marrón' al que en su día llegó a ser su hombre de máxima confianza: Jesús Wolstein. Por cierto, llegaron juntos -en compañía de Morera- y demostrando cierta complicidad pero dentro de la sala cada uno tiró para un lado.

Sobre el antiguo consejero delegado (aunque en el momento del acuerdo era director de marketing) recayó la culpa, al menos por las versiones ofrecidas por Soler y también por Morera, de que el Valencia no llegara a tener nunca los avales que se pactaron y que hubieran permitido a la entidad haber cobrado algo del patrocinador. Con la llegada de Soriano y tras el incumplimiento del primer plazo (2,3 millones) el contrato se rescindió, si bien después el Valencia decidió emprender acciones legales para lograr una compensación.

Lo más jugoso del juicio llegó tras la declaración del propio Vicente Sáez Tormo. Él, por cierto admitió algunos detalles que no deben pasar desapercibidos. Tras argumentar que una de las razones por las que el proyecto no fructificó fue por la convulsión accionarial que sufrió el club aquel verano (con Soler, Soriano y Villalonga); aseveró que ya había realizado algún trabajo de marketing para el Valencia (a través de la empresa Laterne) y que siempre guardó una relación de amistad y confianza con los gestores del club. De ahí que Wolstein le encargara la búsqueda de patrocinador, reservándose para ello Sáez Tormo una comisión del 7 al 10% de la cantidad que debería aportar el futuro sponsor. «No la he cobrado ni lo reclamé, en un gesto de buena voluntad y comprensión», aseguró, por si acaso, al juez.

El giro de los acontecimientos llegó con Soler. Al constructor sólo le faltó tildar de mentiroso a Wolstein con eso de los avales, condición que recogía el contrato firmado por el mismo Soler y después también por Morera. «Se le preguntó en el consejo -a Wolstein-, ratificó que existían los avales y que estaban depositados. Si el director general te dice que existen, pues te fías». El ex presidente, por cierto, dejó claro que no conocía de nada a Vicente Sáez.

Por si había alguna duda al respecto, minutos después fue Morera el que clavó la puntilla a Wolstein. «En uno de los consejos alegó que los avales estaban entregados. Para mí siempre han estado los avales en el club porque en todo momento ha dicho que estaban». Esa confianza le llevó al ex dirigente incluso a admitir que «como consejeros no leíamos los contratos», afirmación recogida con la misma sorpresa como la que anteriormente había dicho el propio Sáez Tormo: «No leíamos página a página, sólo por encima las condiciones».

El turno de Vicente Soriano sirvió para incidir en el hecho de que el contrato no estaba depositado en el club y que fue José Pastor (secretario del consejo) el que lo facilitó posteriormente; mientras que Zorío anduvo rápido de reflejos cuando el abogado de Valencia Experience le quiso arrinconar: «Lo que más nos interesaba a nosotros era que el contrato se cumpliera, pero ni existía voluntad ni se trató despectivamente a Valencia Experience».

Javier Gómez fue tan correcto como se esperaba («en aquellas reuniones sólo manifestaba que en dos semanas estaría el dinero»); mientras que cuando la defensa llamó a su testigo (Wolstein) se produjo la versión contrapuesta a todo lo escuchado anteriormente. Primero tumbó la versión de Soler al decir que éste estaba enterado de todo «al más mínimo detalle» y que incluso «se reunió en varias ocasiones con Sáez Tormo». Después le lanzó un dardo a Soler: «Era una presidencia muy personalista, todo pasaba por él». Y acabó con la traca: «No intervine en nada. Los avales no los vi jamás. No podía imaginar si se recogieron a la firma del contrato. Todo lo conozco después».

http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-11-10/soler-culpa-wolstein-falta-20101110.html


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