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#YoEstoyConelMestalla

jueves, 25 de noviembre de 2010

¿Qué más se puede pedir? Llenar

O el Bursaspor no tiene tirón. O la Champions no engancha. O es que los aficionados están hartos de rascarse el bolsillo. Lo cierto es que, en un partido de la considerada mejor liga del mundo, la entrada fue peor que en un encuentro contra el colista de la liga (33.ooo espectadores, según el Valencia). Y eso que el club había sido «generoso». Sin embargo, los que decidieron ir a Mestalla lo pasaron bien y presenciaron la mayor goleada europea del Valencia en su historia, aunque el juego del equipo fue más bien rácano, pero muy efectivo. Efectivísimo —el Bursa demostró por qué es el peor rival del grupo y por qué no ha ganado ningún partido—. La próxima noche europea ya será en febrero. Y seguro que será diferente.
El encuentro de anoche fue positivo. Se mire como se mire. El Valencia goleó —Mata , Soldado (2), Aduriz, Joaquín, Chori—, ató su clasificación para los octavos e ingresó siete millones de euros. El 17 de diciembre conocerá a su rival. ¿Qué más se podía pedir? Seguir en esta línea. Sin embargo, la perfección es difícil y la nota negativa la protagonizó Miguel Ángel Moyá. ¡Cuánta mala suerte! El portero se lesionó (minuto 24) al pegar al balón tras una cesión y tuvo que ser retirado en camilla en el que era su debut en la Liga de Campeones. Y Guaita, con César en el palco mordiéndose las uñas por el contratiempo, se estrenó en la elite europea. Lástima que no pudo mantener virgen la portería.
Y es que, en las horas previas, había futbolistas que advertían que el marcador podía ser de escándalo, pero visto cómo arrancó el partido, pocos daban crédito a la bravuconada de los jugadores. Pues acertaron. El penalti lanzado por Juan Mata —mientras su padre tranquilo bebía agua— abrió el marcador cuando el Valencia estaba grogui. Pero el fútbol tiene esto y, a veces, premia al que no se lo merece. Hubo causa-efecto. El equipo turco, al verse por debajo en el marcador, desapareció. Y el Valencia campó a sus anchas en el maltrecho pero renovado césped.
¡Menudo entrenamiento! Roberto Soldado quería su golito y lo marcó, a lo que respondió Aritz Aduriz con otro. El capitán, claro, no quería ser menos y anotó un golazo con dedicatoria. Joaquín llevaba tiempo queriendo marcar para brindar un tanto a su pequeña Salma y, anoche marcó un golazo. Si en la videoteca, Daniela tiene un amplio repertorio de goles de papá, ahora Salma —nombre que el jugador se acaba de tatuar en el brazo— ya tiene su DVD . Y es que, cuando el rival no presenta oposición y se pierde la competitividad, los partidos se transforman en amistosos y banco de pruebas. Antes de que Emery le diera la oportunidad a Chori —la grada aplaudió a Aduriz y calló cuando él entró al campo, pero luego sí festejó su gol dedicado a su pequeño Bautista—, Soldado anotó su segundo y colocó la manita.
Con veinte minutos por delante y cuando muchos aficionados ya abandonaban el estadio, Emery recurrió a Isco y Mestalla se puso en pie. El malagueño tiene su tirón. Como lo tiene Soldado. El bigo-
leador valenciano se llevó la ovación de la noche, mientras el técnico turco se hundía en el banquillo. La de anoche, 6-1 fue la goleada de la jornada y, curiosamente, en su poder está la mayor goleada de la Champions, fue en un Liverpool- Besiktas y a su equipo, el de Benítez le anotó ocho. Mucho tiempo después, la ola mexicana se hizo en Mestalla. Y es que, a falta de un partido, el Valencia ató matemáticamente la clasificación —el Manchester ganó al Rangers—. El Valencia vuelve a estar entre los mejores.


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