Clasificacion de la liga

Clasificación ofrecida por http://www.marcadores.com

#YoEstoyConelMestalla

domingo, 28 de julio de 2013

Cláusulas de rescisión, millones de ilusión

LETRAS HERZIANAS



Antes de nada quiero dar las gracias a VLC NEWS por darme esta oportunidad de compartir cada semana con todos ustedes, con todos vosotros, las cosas que profesional y personalmente me pasan por la cabeza. Llevo muchos años en este negocio de la comunicación. Tantos que ya no me sorprende casi nada. Y mucho menos en este micromundo llamado Valencia. Un ecosistema único en el que un equipo de fútbol convive sistemáticamente con los problemas, las deudas, las guerras de poder, la política y la polémica. Y consigue sobrevivir. Sobre todo a la política. Debe ser que Darwin también era futbolero.
Y esto ocurre, en mi opinión, porque posee un valor poco reconocido que está por encima de muchos otros clubes que tuvieron problemas y acabaron por desaparecer. Un valor que viene sujetando a la entidad de caer a ese precipicio siempre presente de la ruina: su masa social. Su afición. Esos sufridos valencianistas que transcurren por la vida de lunes a sábado con sus problemas cotidianos, pero cuyo asunto más importante de los menos importantes es su club de fútbol los domingos. Su Valencia. Por él gastan lo que no tienen, sufren lo que no deben, y comen y duermen por debajo de la media. O por encima, depende del resultado. Ya lo dice la acertada campaña de abonosdel club este año; “El Valencia es un sentimiento inexplicable”. Otra cosa es que hayan conseguido el efecto deseado en la venta de abonos.
Y es esa afición que siempre llena Mestalla -aunque a veces para criticar lo que nadie entiende- la que hace queaquellos que mandan en el club, y que no están dentro del club, se las ingenien año tras año, crisis tras crisis, para reordenar el campo de batalla y evitar así perder la guerra. Porque perder el Valencia para la sociedad valenciana seria mucho más que una entidad deportiva que desaparece. Ya se que los no futboleros se cabrean con afirmaciones como ésta. Pero es así.
Como diría un buen amigo mío, el Valencia son muchos votos. Y es verdad. Pero a mi me gusta contestarle con algo igual de real, pero menos material: el Valencia son muchos corazones, muchos sentimientos inexplicables. Los votos mueven a los políticos, pero los corazones el mundo.
Cualquiera que presida el Valencia debe ser consciente de lo que tiene entre manos. Siempre he defendido que el gran déficit de la época Llorente -más allá de lo que destape la Due Diligence- ha sido no ser consciente que este chiringuito del murciélago era ante todo un equipo de fútbol que sale los domingos a hacer feliz a la gente. A llenarles los ojos de ilusión y el corazón de esperanza. La cabeza es para la S.A. con sus balances y sus cuentas. No para el césped.
El destrozo que Soler forjó con mucho esfuerzo nos hizo olvidar cuales eran las prioridades. Pero tras cuatro añoscon Champions pero sin pelear un solo título, es momento de volver a la realidad. Sin ilusión, la gente se va del campo primero y deja de sacarse el pase después. Y sin gente en la grada, el pasotismo acaba por convertirse en norma. El Valencia entró hace tiempo en ese peligroso terraplén del que podría tener ahora una oportunidad de salir.
La administración Salvo llega con los mismos problemas de siempre, pero con otras ideas, con otro talante, y parece que con otra escala de prioridades. Está por ver si con esos cambios llegan las soluciones, pero de momento creo que el valencianismo se identifica más con esta manera de hacer las cosasSi Soldado vale 30 millones, sale por 30 millones. Será más o menos práctico, pero como imagen de club levanta más aplausos que critica. Si se va Soldado, no vale Helder Postiga. Vale buscarse la vida. Al menos, de salida. Será más o menos realista, pero ilusiona más que entristece. Y al final, querer sustituir a Soldado por un jugador del mismo nivel, del mismo nombre y similares prestaciones, va mucho más allá de lo futbolístico. En el fondo no es otra cosa que dirigir el club pensando en el aficionado. En el socio, en su ilusión y su esperanza de ser algo más que un equipo de fútbol.
Porque el Valencia es un club grande. Dormido, que diría Djukic, pero grande. El serbio lo sabe porque ya pasó por aquí ganando ligas y reinando en Europa. Parece que Salvo también lo sabe, e intuyo que los representantesempiezan a sentirlo.
Quizá para mejorar las cosas era tan sencillo como tener dirigiendo el club a un valencianista de nacimiento y corazón que, además de hacer lo que hay que hacer en este Valencia en crisis, supiera lo que siente el pueblo cuando se hacen determinadas cosas. Y como consecuencia intentar no hacerlas. Con la bufanda en el corazón y la realidad en la cabezaes más fácil convivir con una crisis financiera enterrando una de fe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario