El Valencia vendió en taquilla para este primer partido 9.500 entradas, una cifra habitual en Champions o con rivales como Madrid y Barça
C. V. | VALENCIA..-
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A Amadeo Salvo se le pueden echar en cara algunas cosas pero desde luego no se le puede recriminar en ningún momento su falta de concienciación comercial. Desde el primer día que cogió los mandos del club lo tuvo claro. En realidad, lo estaba trabajando desde semanas antes: hay que enganchar sí o sí a los aficionados. Por eso su discurso machacón era coincidente en cada acto institucional: «Hay que vender pases».
Y en eso está precisamente ahora el Valencia. El hecho de que la Liga haya empezado tan temprano ha roto los habituales esquemas de los clubes. No hay equipo, salvo contadas excepciones, que a estas alturas esté plenamente satisfecho de cómo le ha ido su campaña de abonos. Es normal, si a la dificultad habitual por la crisis se le une que la mayoría de gente está todavía de vacaciones, difícil es haber ventilado todos los abonos disponibles.
Lo mejor que le ha podido pasar al Valencia es haber ganado los tres primeros puntos. Eso siempre ayuda a la hora de aumentar el aliciente. Después de ajustar al máximo los precios, había sobrado interés para saber cómo iba a responder el público de Mestalla en una doble versión: tanto desde el aspecto afectivo como en el cuantitativo.
En el afectivo la nota fue sobresaliente. En lo que a la cantidad de espectadores se refiere, el Valencia se da más que satisfecho. Un 17 de agosto, a las once de la noche, contra un descafeinado Málaga y sumando además las circunstancias propias que envuelven a la plantilla valencianista, es complicado siempre conseguir una entrada digna para un partido de Primera.
Pues bien, aunque se vio vacío en Mestalla, las cifras registradas por el club desprenden un aroma altamente positivo. En total entraron 34.500 espectadores.
No es para saltar de euforia pero es muy significativo ese número. Primero por todo lo apuntado anteriormente, segundo porque de esos 34.500 hay que tener en cuenta que al tratarse de agosto, todavía hay abonados que no han vuelto y prefirieron ver el partido por televisión, y tercero y último porque lo que sorprendió al propio club es que hubo 9.500 localidades vendidas en taquilla, algo habitual los días de Champions o con rivales del tirón de Real Madrid o Barça. Seguidores de Málaga había muy pocos por lo que ese paquete tan alto de entradas vendidas invita a pensar que es gente que puede decidir, después de esta experiencia, sacarse el pase. El Valencia se frotan las manos pensando en que se podrá superar esos 35.000 socios de la temporada pasada. Es el objetivo marcado en letras mayúsculas por Amadeo Salvo: vender valencianismo, primero con pases y luego con camisetas. En ese segundo apunte, la tienda oficial del club registró un ritmo de ventas magnífico.
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