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sábado, 17 de agosto de 2013

Entre la crisis y los vaivenes presidenciales

El Valencia CF se plantea un nuevo modelo urbanístico tanto para el viejo como para el nuevo Mestalla, con menor edificabilidad respecto al último proyecto de Manuel Llorente El equipo de Amadeo Salvo estudia renunciar al Plan Valencia Dinamiza y mantener el PGOU de 2007 con algunos cambios y una mayor atención a criterios sociales




El futuro del Valencia CFpivota sobre dos gigantes de hormigón: Mestalla y el nuevo estadio. Ambos, afectados de pleno por la crisis, y marcados por los continuos vaivenes presidenciales de los últimos cinco años. La venta del viejo coliseo valencianista, en la Avenida de Suecia, se antoja una utopía de no concluir ya la depresión inmobiliaria. La finalización y explotación comercial del futuro Mestalla, mientras, se sabe tan complicada como crucial resulta para la viabilidad financiera del club. «Acabar las obras es fundamental», repite sin cesar Aurelio Martínez, presidente de la Fundació VCF. Ambos activos inmobiliarios, y los proyectos para sacarles el máximo rendimiento, han ido variando en función del mandatario de turno de la Sociedad Anónima Deportiva. Juan Soler primero, seguido por Vicente Soriano, y Manuel Llorente después. Todos trataron en mayor o menor medida de introducir cambios en la volumetría, la edificabilidad o la calificación del suelo en beneficio del club. Amadeo Salvo, el último en acceder a la presidencia, no ha sido una excepción.
El Plan de Actuación Territorial Estratégico Valencia Dinamiza, iniciado por Manuel Llorente, y que debería desarrollar el de Salvo, vuelve a mostrar significativas modificaciones según el anteproyecto presentado recientemente en la Consellería de Economía y que ahora revisan los técnicos de Territorio. Los solares de Mestalla perderán edificabilidad. Por otra parte, se recupera elpolideportivo de uso público junto al recinto de Corts Valencianes. Esta última novedad no es baladí, pues se trata de una vieja reivindicación de los vecinos de Benicalap. Llorente pretendía explotar la zona anexa al estadio y a cambio buscar unos terrenos alternativos en la ciudad para cederlos al ayuntamiento. Ahora, ese suelo volverá a ser municipal. Al menos esa es la intención del club, que con este gesto pretende «cambiar la imagen de los últimos años». Una alusión muy clara a las ventajas urbanísticas concedidas al VCF por las distintas administraciones, entre ellas la firma de avales bancarios por parte de la Generalitat Valenciana. A nadie se le escapa que los actuales gestores del Valencia CF, tanto Salvo, como el director general Luis Cervera, llegan de la mano del concejal de deportes Cristóbal Grau. De ahí que ahora los nuevos mandatarios fijen un poco más su mirada en las peticiones de índole social.
Revalorización de 50 millones
En lo que concierne al viejo Mestalla, José Manuel Palau, el consejero del Valencia experto en urbanismo, reconocía hace unos días que se plantean «renunciar a la edificabilidad» ganada a través de la operación Newcoval „ participada al 50% por Aedifica y Bancaja Habitat„. Con ese plan, que la intervención de Bankia se llevó por delante, los activos del Valencia se revalorizaban unos cincuenta millones de euros según las estimaciones de Llorente. Palau, sin embargo, argumentaba que ese aumento de la edificabilidad va a traducirse en estos momentos en un mayor beneficio económico. Por contra, sí podía suponer determinados perjuicios para la ciudadanía. De entrada, esta nueva concepción „ más social„, del urbanismo permitirá dar una salida más rápida al convenio de Jesuitaso descongestionar la construcción de un colegio previsto en la zona. «Aunque seas un club de fútbol no puedes vivir de espaldas a la realidad, hay que tener sensibilidad y no generar problemas para el conjunto de un barrio», argumentaba Palau.
En la entidad de Mestalla se es consciente de que el mercado inmobiliario «está como está», y que más metros «no van a solucionar nada». De hoy en adelante, además, se trabajará «de forma consensuada» con el ayuntamiento.
El vidrio, pesado y más caro
Con el cambio de Salvo por Llorente también pasarán a la historia algunas variaciones estéticas del futuro Mestalla. Pocas cosas hay tan claras como que la cubierta volverá a ser la de acero y madera original. La propuesta de Llorente para tapar con vidrio azul el recinto deportivo, y que llegó a presentar a la alcaldesa el verano pasado, está descartada. No solo por el club. Marck Fenwick, el arquitecto responsable del primer diseño es de la misma opinión. «El vidrio es más pesado, más caro y menos seguro»afirmaba hace unas semanas a Levante-EMV, tras una reunión con Salvo, Martínez y Luis Cervera. De dicho encuentro todas las partes coincidieron en la necesidad de abaratar costes reduciendo las plazas del parking subterráneo, así como la posibilidad de restar aforo, entre otras opciones. «Todo ello sin perder la condición UEFA de estadio de elite». «No hay nada peor que un campo vacío», reconocía un Fenwick muy interesado en poder llevar a término «su» estadio. Especialmente tras el desfile por la sede del club de multinacionales como Arena o IMG a las que se trata de convencer de la rentabilidad de la explotación del anhelado campo de fútbol a cambio de asumir los 120 o 130 millones que quedan por invertir.
No habrá traslado hasta 2016
Asumido en cualquier caso que ello no será posible hasta la temporada 2016-17 como mínimo, se ha mirado hacia el viejo Mestalla para «adecentarlo». Las reformas, que incluyen la rehabilitación de la fachada, la cubierta, la mejora de la electricidad y fontanería, y el cambio de color de las butacas, supondrán una partida de 120.000 euros. Una apuesta que seguirá en los próximos tres años hasta alcanzar «una imagen corporativa, moderna, limpia y colorista». Mientras no haya fecha de mudanza a la nueva casa valencianista, se trabajará en la actual. Pero en condiciones.

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