BAR TORINO
No creo en eso de las desconexiones veraniegas. No me gusta desconectar. Es más, pienso que un periodista (sea deportivo o de cualquier otra especialidad) no debe desconectar nunca. Así que el martes de madrugada tenía que ingeniármelas para poder ver el Valencia-Everton. Como fuera. A muchos kilómetros de la 'terreta' es más complicado encontrar aliados, pero tuve suerte.
El encargado del bar del rinconcito en el que apuro mis vacaciones se enrolló a la primera: "Ya sabía yo que usted, que va siempre con la camiseta del Valencia por el hotel, querría ver el partido". Pese a que el servicio de cafetería cerraba a la una, me dejó el mando a distancia y una "picadita para el descanso" preparados junto al gigantesco sofá de la estancia.
Poco antes de las tres sonó el despertador. Me calcé las chanclas casi a oscuras, rescaté a tientas la senyera de Kempes del armario y cogí el Iphone por si había algo interesante que tuitear. En menos de dos minutos estaba virtualmente en el Sun Life Stadium de Miami.
Al poco de comenzar el partido, escuché un ruido en el hall. De uno de los ascensores salía un hombre de unos cuarenta años. Poco pelo, gafas de montura ligera, polo ancho color fucsia y pantalón corto con el escudo del Sevillaen uno de los laterales. "No podía dormir. Menos mal que iba a ser el verano más fresco desde no sé qué año...", me dijo a modo de buenas noches. Jose Luís -era su nombre- había decidido salir a dar un paseo para airearse mientras su mujer y sus dos hijos descansaban en la habitación. "Pero he visto fútbol en la tele y con el mono que tengo de Liga he venido a ver quien estaba jugando". Le invité a sentarse y en poco tiempo estábamoscharlando animádamente sobre nuestros equipos.
La venta de Negredo, el traspaso de Soldado, el fichaje de Gameiro, la negociación con el Zaragoza por Postiga... "De todos modos -le dije- a mí lo único que me preocupa esta temporada es la Europa League. Es lá única competición que puede ganar el Valencia salvo que en la Copa tenga suerte en los sorteos y evite a Madrid y Barça hasta la final". Casi sin darme tiempo a terminar la frase, José Luís giró treinta grados sobre su trasero y se me quedó mirando muy serio. "Es que para mí esos dos no existen, no cuentan, la liga que vale es de 18, el tercero debería tener su copa como si fuera el campeón", sentenció sin pestañear.
Durante varios minutos me expuso su teoría sobre lo que deberían hacer Valencia, Sevilla, Atlético de Madrid, Athletic de Bilbao, Villarreal o Málaga a partir de la próxima asamblea de la LFP. Romper lazos con los dos grandes en la Liga y votar en contra a todas sus peticiones, buscar la alianza con los pequeños pactando mejores condiciones para el futuro, generar un grupo fuerte e indivisible entre ellos... Mientras me explicaba que si dependiera de él "su Sevilla" jugaría con el filial contra Madrid y Barça, marcó Míchel. Menos mal que pude verlo en la repetición.
"Es que si esto no cambia ellos van a estar ganando la Liga hasta el 2120". Me llamó la atención su claridad de ideas. Pepe no es periodista deportivo. Dirige un concesionario en un pueblo de la provincia de Sevilla, pero está sobradamente preparado para sentarse a negociar con Tebas, Roures o el que se ponga por delante. En el fondo es una simple cuestión de sentido cómún.
Acabado el partido, nos deseamos suerte para la temporada y cada uno cogió su ascensor. Me metí en la cama pensando qué pasaría si Salvo y Del Nido se sentarán una noche a compartir una Coca-Cola y unas papas.Quizá podría ser el principio del cambio. Mientras, a esperar el inicio de la Europa League...
http://www.vlcnews.es/secciones/opinion/articulos/una-coca-cola-y-unas-papas
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