Tras la decisión del TSJ y con el aval de nuevo en el lado del IVF, se confía en las buenas intenciones del banco, que aún no ha respondido al protocolo
C. V. | VALENCIA..-
C. V. | VALENCIA..-
Hasta que no suene el teléfono móvil de Aurelio Martínez y el interlocutor que esté al otro lado de la comunicación no sea uno de los responsables de Bankia, todo el mundo quieto parado y aquí no se mueve nadie. Desde que el TSJ soltara el bombazo el viernes dando marcha atrás al proceso judicial sobre el aval y devolviendo la papeleta a la Generalitat, la Fundación ha tocado las teclas que podía tocar. Habló con unos y con otros y el resumen de sus conversaciones es que ahora le toca al banco señalar una fecha en el calendario.
Después de aquel cónclave que celebraron todas las partes implicadas en el despacho del conseller Moragues, no ha habido otra cumbre similar. Ahora, con el cambio de escenario dictado por la Sala, en la Fundación pretenden volver a verse las caras con todos los protagonistas y cuando antes ocurra esta circunstancia, mejor. Sabe el patronato que Bankia sigue teniendo la sartén por el mango, ahora con el IVF como avalista, y la mirada se dirige una vez más a Madrid.
El problema con el que se encuentra la Fundación, por llamarlo de alguna manera, es que aquel protocolo de buenas maneras que acordaron en la Conselleria no se ha firmado. Aquel día, unos y otros se dirigieron buenas palabras y magníficas intenciones. Salieron patronos y club con el compromiso del banco bajo el brazo de que no iba a vender las acciones del Valencia hasta que no se pronunciara el Tribunal Superior. Pero han pasado las semanas y ese documento protocolario que redactó a los pocos días Antonio Paños sigue en la carpeta de asuntos pendientes.
Y precisamente es Bankia la que no se ha mojado al respecto. Quizás, piensan los especialistas, es porque así lo han aconsejado sus propios servicios jurídicos. Desde la Generalitat -con algo de retraso- se dio el visto bueno pero desde el banco no ha habido respuesta. Es esa una de las cuestiones que generan alguna inquietud. Si Bankia hubiera aceptado por escrito su papel, ahora habría más seguridad para saber que el proyecto de refinanciación se puede dar por hecho.
Pero como eso no ha ocurrido, todo se ciñe a sensaciones y a las buenas intenciones que desde el banco se han trasladado incluso en los momentos más complicados.
Desde luego, se confía que Bankia no va a hacer otra apuesta fuerte exigiendo al IVF la totalidad del aval por ese impago de los intereses de este verano pasado. Es lo que no quiere ni el patronato ni por supuesto el Consell. Siempre se ha puesto como lema que de las arcas públicas no iba a salir ni un solo euro para pagar la deuda que arrastra la Fundación. El problema es que no hay ni un solo documento que garantice que así va a ocurrir.
Con las cartas boca arriba tal y como están ahora, a Bankia le llega el turno de mover ficha. Ya ha conseguido que el IVF vuelva a ser avalista y también su derecho a personarse en el proceso contra los dos accionistas del Valencia que iniciaron este camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario