MESTALLIDOS
Sumergidos en un 'día a día' convulso hasta el vértigo, nos topamos esta semana con otra vuelta de tuerca que traslada a los actuales dirigentes del Valencia y su Fundación ante el verdadero reto que asumieron al hacerse cargo del regalo envenenado. Porque a nadie escapa que, los que entraron, entraron para lo que entraron: acabar de una vez por todas el estadio cambiando la ruina de la Avenida de las Cortes por un edificio emblemático para la ciudad y rentable para el Club, asumir como propia la deuda de la Fundación con Bankia y negociar la refinanciación de la deuda global (Fundación + Club).
Una vez repuesto el aval, antes 'capado', llega la hora de la verdad. Ahora hay que sacar el conejo de la chistera y poner en marcha todas aquellas soluciones que posibiliten el pago del crédito de la Fundación sin incurrir en la dichosa asistencia financiera. Cuestión que se debe resolver con la mayor celeridad puesto que, nada más aterrizar, los nuevos patronos aseguraban —y no seré yo quien ponga en duda sus palabras— tener las soluciones pertinentes.
Se trata, posiblemente, de la última oportunidad del Valencia CF. La clase política es consciente de que la ciudadanía no consentirá que salga ni un solo céntimo de euro más del erario público para pagar la fiesta del fútbol pero al Valencia le queda el salvavidas del aval, que abre las puertas de la financiación bancaria. Seguramente nunca más una administración pública comprometerá fondos ni garantías para algo así y, si lo hace ahora, es porque un mandato judicial le obliga asumir decisiones heredadas.
Ahora los 'jefes' de Club y Fundación tienen que gestionar el momento con acierto y diligencia. Conseguir la financiación, con el respaldo del aval, es primordial pero... solo es el principio. A partir de ahí y desde una gestión responsable deben atender a los pagos para nunca más verse abocados a un endeudamiento como el actual y, además, mantener viva la llama de la pasión que enciende al aficionado. La cuadratura del círculo.
La dificultad que entraña es inmensa. Poner en marcha la maquinaria para generar recursos suficientes como para seguir manteniendo el negocio del fútbol y devolver lo que se debe es complicadísimo porque la maquinaria no solo hay que ponerla en marcha sino diseñarla y construirla desde 0. La única máquina de generar recursos que se encontraron al entrar a la sede del Club era la de vender futbolistas pero esa... ya no tiene gasolina.
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