HÉCTOR GÓMEZ. HOY Se abre ese periodo de diálogo entre las partes y tienen por delante cinco años para alcanzar un acuerdo
VALENCIA.
El Valencia CF esperaba que la sentencia que terminó llegando. El Tribunal Supremo anuló este jueves el PAI de Porxinos y, por tanto, dejó sin efecto la decisión de convertir 1.651.650 metros de naranjos en Ribarroja, suelo rústico, en suelo urbanizable. Unos terrenos que en su día compró el Valencia CF por unos 80 millones de euros y que le vendió posteriormente a la inmobiliaria, quebrada, Nozar por un valor de 160 millones.
Ese PAI que aprobó la Generalitat y el Ayuntamiento de Ribarroja queda ahora mismo sin ningún efecto y por tanto los metros que ahora tienen los bancos que heredaron el suelo como parte de la deuda de la inmobiliaria, pasan a tener un valor mucho menos al que tenían cuando lo compraron ya que en ese momento eran metros urbanizables para hacer viviendas.
Ese grave problema, fue detectado por el Valencia CF durante el proceso de venta y el ahora máximo accionista, Peter Lim, fijó como condición indispensable para acometer la compra del club de Mestalla que hubiera una solución pactada entre todas las partes. Eso fue lo que durante muchos meses negoció el presidente, Amdeo Salvo, que además afirmó en innumerables ocasiones la gravedad del asunto y el grave problema económico que le podía generar al Valencia CF.
Finalmente, el club alcanzó un acuerdo con todas las partes implicadas para una vez conocido la sentencia del Supremo, que todos esperaban fuera la que ha sido de anular el PAI, sentarse en una mesa y no reclamarse nada los unos a los otros, sino conseguir un consenso para solucionar el problema y que nadie salga perdiendo.
Ahora se abre ese periodo de diálogo entre todas las partes y tienen por delante cinco años para alcanzar un acuerdo. Para ello, lo primero será que el Valencia CF se reúna con el nuevo equipo de gobierno del ayuntamiento de Ribarroja en el que ahora manda el PSOE.
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