SALVA FOLGADO. HOY El concepto de club es el gran perjudicado. ¿No habíamos quedado en que era una entidad moderna? Si no están delimitadas las competencias, urge hacerlo. Ponte a la faena, Peter...
VALENCIA.
Aquella mañana en Paterna llevaba la bolsa en la mano. Cuando llegó el momento la abrió y sacó una camiseta que entregó a Lay Hoon Chan para que ésta se la entregará a Elena de Borbón. Luego fue la presidenta del Consejo de administración la que acaparó todo el protagonismo en las fotografías, posando al lado de tan ilustre visita. Era un viernes 9 de enero y fue uno de los primeros actos de Lay Hoon después de que capitalizase todos los focos en la rueda de prensa del sábado 25 de octubre, donde se oficializaba que la empresa de Peter Lim, Meriton Holdings, había comprado el club de Mestalla. El detalle de Salvo llevando la bolsa y haciéndose a un lado para que Lay Hoon Chan se fotografiara con Elena de Borbón llamó la atención. Alguna voz dijo que Salvo se había convertido en el nuevo Jordi Bruixola.
Probablemente ese acto retrataba su nuevo rol. El héroe del proceso de venta, el ganador, se había convertido en un subordinado del dueño. Trajo la vacuna para la gangrena que infectaba al club pero tenía que pagar un peaje muy alto para seguir en la entidad. Salir de escena cuando la gente lo vitoreaba y volver al anonimato de su potente empresa de componentes electrónicos o pasar a cobrar un sueldo y convertirse en un empleado, en un ejecutivo de primer rango pero un empleado al fin y al cabo. Optó por la segunda opción. Ese fue su error.
Su exitazo fue traer un comprador y reflotar económicamente un club que se iba al fondo del mar pero al quedarse asumió una condición difícil de digerir, dado su perfil de macho alfa, que no sé si ha digerido del todo. Es una cuestión de asumir roles. Entiendo que a él le cueste más asimilar el suyo porque fue el héroe en la batalla para derrocar al antiguo régimen.
Ahora el fichaje de Rodrigo Caio ha vuelto a reforzar esos roles. Por su malestar, Salvo y Rufete los habían olvidado. Los dos son subordinados bien pagados pero con competencias limitadas. El Valencia actual, el que posibilitó Salvo aliándose con Peter Lim, es diferente. Antes vendía jugadores, ahora los compra. Algunos caros y al Benfica o caros y al Sao Paulo pero el murciélago actual es diferente, es mejor, es más fuerte. Ese fue el éxito de Salvo. Dibujar un Valencia diferente al del pasado. Uno más poderoso. Eso es lo que nos vendió el mismo presidente.
Pero en ese Valencia las decisiones las toma Peter Lim. Y la semana pasada decidió, aconsejado por su Pepito Grillo particular, pagar, otra vez, un sobreprecio por un jugador brasileño de buena familia: Rodrigo Caio. Los daños colaterales de la operación afectaron a Imbula, incorporación en la que trabajaban Rufete y Ayala con el plácet de Salvo y dañaron la imagen de la facción doméstica del club. Muy feo todo.
Hay dos Valencias en uno. Porque así lo quiso Lim y porque así lo aceptó Salvo. El empresario necesitaba de un gobernador local para facilitar la transición y Salvo dijo sí. Lim no quería entrar en el club como un dinosaurio en una habitación llena de casitas de Lego e impuso a Salvo y a un Consejo de administración B por debajo, claro, de Lay Hoon Chan y de sus prohombres de Singapur. Con Salvo dejó a Rufete que aceptaba fichar con las manos atadas y sin plenos poderes.
El capítulo del viernes y todo el clima de guerra fría indica que Lim no ha definido perfectamente los roles de sus empleados valencianos o que estos no los aceptan. En ambos casos, Lim comete un gran error, porque decisiones como las de Caio cuestionan la credibilidad del gobierno local que cree que trabaja con libertad pero que al final se lleva una buena colleja. Y entonces, normal, se enfurece y cuestiona el modus operandi del propietario. El concepto de club es el gran perjudicado. ¿No habíamos quedado en que era una entidad moderna? Si no están delimitadas las competencias, urge hacerlo. Ponte a la faena, Peter.
Entre el gobierno de Singapur y el de Valencia está Nuno. El único que tiene claro cuál es su rol. El técnico acepta la llegada de Rodrigo Caio porque el dueño, su amigo, lo trae directamente y procedente de la escudería de Mendes, su amigo también. Si en la reunión del lunes pasado lo sabía y no lo dijo, probablemente no lo hizo porque no tenía autorización de sus amigos aunque colaboró en que la pantomima fuera importante. Si lo desconocía, lo aceptó el viernes porque sabe quién manda. Qué no se le escape a nadie que le gustaría ser entrenador y manager general. Desde el primer día. Pero,¿traición?, ¿puñalada? Nuno es un hombre de Meriton. Conoce su papel. Buscad más arriba.
Respecto a Rodrigo Caio, dos preguntas: ¿ha pasado revisión médica antes de fichar? Teniendo en cuenta su operación de cruzado hubiera sido recomendable. Además, ¿la revisión médica pre fichaje no es obligatoria? El brasileño tiene perfil Kaká en lugar de perfil Viola. O lo que es lo mismo: cabeza bien amueblada y con formación. Si ha superado la operación, es un buen jugador que garantiza trabajo, orden táctico y buen trato de balón. Una buena incorporación aunque con un precio muy alto. ¿Mejor que Imbula? A mí un buen amigo, que conoce el mercado de jugadores, me dice que sí. Yo no los conozco, por eso pregunto.
Y Salvo. Y Rufete. ¿Qué papel van a adoptar ahora? Dos posibilidades: o tragan y argumentan en público que lo del viernes fue una confusión accidental con Lim que no volverá a suceder o se marchan si detectan que esta es la forma de proceder que quiere el propietario para su Valencia. Lim necesitaba a Salvo. Era la llave para entrar en el Valencia y para que le tendiera la alfombra roja. Hoy ya no lo necesita. A Salvo no le hace falta quedarse sólo para figurar o llevar una bolsa y Rufete creo que tiene dignidad. La misma que tuvo Juan Sánchez para marcharse cuando supo que iba a ser relegado a un segundo plano. Quedarse para no ejercer o dimitir. Esa es la decisión. Su decisión.
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