HÉCTOR GÓMEZ. HOY Lo de la semana pasada es una demostración evidente de que el luso ha querido dejarles claro a Rufete y Salvo que en los fichajes manda él...
VALENCIA.
Nuno se ha colado hasta el fondo. No era necesario pisotear de esa manera el trabajo de tres compañeros de club -Rufete, Ayala y Salvans- que trabajan con toda la energía posible para construir un gran Valencia y que le han ayudado en todo lo posible desde que aterrizó en Mestalla. Con su jugarreta de la semana pasada, el técnico portugués ha querido demostrar que es él quien manda en la parcela deportiva y quien tiene la última palabra respecto a los fichajes. Que Nuno decida los fichajes puede ser hasta comprensible. Es la persona de confianza de Lim en la parcela deportiva. Pero no hacía falta arrasar de esa manera con lo que había.
Nuno llegó a Mestalla por su amistad con Peter Lim. Eso lo sabe todo el mundo. Nunca se escondió. Le puso a dedo porque confiaba en la palabra de su gran amigo Mendes, que presenta al entrenador valencianista como el nuevo Mourinho. El técnico luso tiene línea directa con su amigo Peter, como él mismo le llama, y cuando quiere un fichaje se lo pide al máximo accionista. Eso es así. Ocurrió con Enzo y ha vuelto a pasar con el brasileño Caio.
El tiempo dirá si Caio es mejor o peor futbolista que los que quería la secretaría técnica. Pero ese no es el debate. El problema es que el portugués ha iniciado una guerra de poder en el club. Lo de la semana pasada es una demostración evidente de que el luso ha querido dejarles claro a Rufete y Salvo que en los fichajes manda él. Pero lo ha hecho de manera sucia y por detrás. Sin dar la cara. Cerrando un fichaje sin ni siquiera avisar a los que en Valencia estaban trabajando para cerrar la llegada de Imbula. Un jugador por el que se llevaba trabajando seis meses y que ahora está prácticamente descartado por su coste y lo complicado de encajarlo en el Fair Play Financiero tras el fichaje de Rodrigo Caio.
Nuno tiene derecho a querer tener voz en los fichajes. Pero no es de recibo lo que hizo la semana pasada. Ha sido él quien ha creado el cisma con su manera de actuar. El lunes, Nuno pareció tender la mano para ir todos en el mismo barco. Sin embargo, el miércoles se marchó a Portugal y sin informar de nada le pidió a Mendes que cerrará la operación de Caio junto a Lim en Singapur. Eso es lícito porque el que decide es el que manda, Peter Lim. Pero Nuno no ha demostrado tener palabra, ni mucho menos ser un tipo inteligente porque ahora se ha generado un incendio que a él mismo le va a ser complicado apagar.
Nuno lo tenía todo en su mano para poder haber generado un buen ambiente de trabajo incluso siendo él quien tomara las decisiones. Pero ha preferido echar un pulso. Se siente fuerte por ser amigo del dueño. Se siente fuerte por haber obtenido la cuarta plaza. Lo que todavía no sabe es que este año Mestalla le exigirá muchísimo más de lo que demostró el pasado año. En verano todos somos campeones de Liga y de Champions. Pero si cuando la pelota ruede no le salen las cosas, él será el principal responsable y la gente le señalará sin piedad. Quizá hubiera sido más inteligente seguir teniendo aliados dentro del club y no generarse tantos enemigos por su evidente ansia de poder.
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