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domingo, 15 de septiembre de 2013

Costa Concordia

@NachoCotino

En poco más de quince días ha cambiado radicalmente el discurso del presidente valencianista con respecto a su predecesor. Cuando, en pleno mes de agosto, hizo público el resultado de la esperada Due Dilligence, más de uno se preguntó el porqué del relevo ya que, a la vista de lo que el propio Salvo proclamaba...



En poco más de quince días ha cambiado radicalmente el discurso del presidente valencianista con respecto a su predecesor. Cuando en pleno mes de Agosto hizo público el resultado de la esperada Due Dilligence más de uno se preguntó el porqué del relevo ya que a la vista de lo que el propio Salvo proclamaba, nada -más allá del hastío popular y del pesimismo en que se había instalado el club- había en la gestión de Llorente que justificase su caída.
Pero en la rueda de prensa del viernes fue 'tot per l'aire'. Salvo no usó descalificaciones personales pero desguazó la gestión anterior como se va desguazando el Costa Concordia desde que 'Il Capitano Schettino' lo hiciese encallar por su mala cabeza.
El presidente se está encontrando con más obstáculos en el camino de los que podía imaginar hace unos meses y el barco que parecía fácilmente gobernable presenta más problemas de los esperados. Pero a pesar de lo que se han encontrado en los armarios, hasta ahora no había aludido a la envenenada herencia.
Y creo, desde mi humilde opinión, que no es buen negocio despotricar de tu precesor a pesar de que él trate de manejar hilos en la tramoya. No hace falta echar mucho la vista atrás para ver que nunca funciona: cuando Paco Roig irrumpió en una Junta General la temporada pasada, Llorente descarriló y convirtió su mandato en un esperpento que perseguía sombras. Como Roig dijo que Feghoulí -que, por aquel entonces, por lo menos corría- se iría del Valencia, Llorente perdió el trasero para hacerle un plan de pensiones a todas luces inmerecido. El club ya no tenía otra política que no fuese la de defender a un presidente ungido por el poder político-financiero de la Comunidad por encima de lo razonable.
Hemos estado cerca de revivir esta semana algo que parecía haber pasado a la historia: apenas Llorente ha asomado tímidamente la patita sin ni siquiera dar la cara y Salvo se desmelena descalificando la gestión anterior, que en el mes de agosto le parecía impecable. La historia se repite.
El actual presidente del Valencia No debería mirar tanto el retrovisor ni preocuparse por lo que pueda manejar Llorente. Aunque ha llegado al sillón de la misma forma que llegó Manolo, solo tiene que mirar adelante para comprobar que el aficionado está con él y está dispuesto a recorrer de la mano el camino cuajado de baches y piedras.
Ha ganado en tres meses lo que el anterior no supo ganar en cuatro años: el favor popular. Todos están dispuestos a arremangarse para ayudarle a sacar el Costa Concordia del atolladero. Mejor no perder un minuto de tiempo ni un ápice de fuerza en desmontar conspiraciones, porque si emplea el tiempo y el esfuerzo en lo que tiene que emplearlo, las conspiraciones se desmontarán solas.

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