CAÑOÑÁ NO VALE
El fútbol tenía la fuerza de lograr que un día complicado o malo se convirtiera en un buen día. Un partido de fútbol era el mejor antídoto contra la depresión y el mejor compañero en jornadas difíciles. La semana no ha sido la mejor en lo personal, lo reconozco, y quizá pensé que el Valencia lograría algo que parece imposible: abstraerme de todo. Y me puse a ver el partido con ilusión, con ganas de dar un giro radical a mi estado de animo. Pero como diría alguien muy listo, fue peor el remedio que la enfermedad.
Al minuto tres primer sofocón y al nueve, maldita coincidencia, al nueve, dura realidad. La realidad de un equipo que futbolisticamente, sobre todo cuando juega en Mestalla, es un desastre sin parangon. Es incapaz de mandar, de crear, de mostrar profundidad y ya no digo de defender. Es monotono sin alma sin fe. Pasa los minutos entre pases insulsos y decisiones erroneas. Si le tiran a puerta dos veces le hacen tres goles. De verdad un despropósito. Y lo peor es que aburre y cuando algo aburre acabas abandonándolo.
El entrenador na da con la tecla, no lee bien los partidos se mueve a impulsos resulta distas y esa es una mala solución. Repite alineaciones porque un día salieron bien cuando el rival y el escenario son completamente distintos.
No sabe jugar con los estados de ánimos de sus futbolistas. Llegas tras un partidazo de Canales en Suiza y el jugador al banquillo, vamos inexplicable. No se si ha trabajado el sistema defensivo del equipo pero todos lo rivales parecen tener estrellas mundiales en su ataque ante los despropositos defensivos. Y si personalizamos en los jugadores pocos muy pocos están al nivel de jugar en un equipo con el empaque del Valencia.
Estamos a principios de noviembre, sin frió, es cierto, y parece que la temporada ya la hemos tirado a la basura.
La pinta es mala y los escudos se acaban. Ahora ya no esta Braulio para llevarse los palos. Y les aseguro que vender nueva marca deportiva para el año próximo marea lo justo.
Llega un nuevo parón marcado por las dudas. Lo normal sería trabajar y pulir los defectos de un equipo muy pobre. Djukic ni los que mandan pueden tener un crédito indefinido por el mero echo de ser muy valencianismos. Por que taminia lo es Españeta y no le dejamos ser presidente. Por ahora claro que en esta sociedad valenciana todo puede pasar.
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