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jueves, 18 de abril de 2013

El dilema de regenerarse o vender


Salvo quiere contar con un consejo fuerte y profesionalizado para negociar con Bankia y Rus y Fernando aspiran a traer un inversor extranjero

18.04.2013 | 02:02




Una vez eliminada la posibilidad de elecciones a corto plazo, el Valencia del futuro se debate entre dos modelos de gestión: el de la regeneración interna, en una política a largo plazo con un papel preponderante de la cantera, representado por Amadeo Salvo, o la venta del club, con la apuesta por un inversor extranjero, encabezada por Fernando Gómez, Alfonso Rus y Antonio Sesé. Por la cabeza de la Fundación y de la Generalitat no pasa en estos momentos vender la entidad. La vía es la de la renegociación a largo plazo con Bankia del préstamo del patronato (81 millones), que iría pagando el club con una fórmula que esquivase la asistencia financiera, y el de la SAD (220).
Las obligaciones de pago a la entidad financiera se dejarían notar en la planificación de la plantilla, con una marcada austeridad para la elección de fichajes y una mayor presión para vender jugadores. Sin poder fichar «cracks», el club intentaría crearlos. La potenciación del fútbol base, renovando y ampliando la red de captación de la escuela, tardaría en traducirse con frutos en el primer equipo, por lo que imperaría un mensaje de realismo y paciencia de cara a la masa social. En el apartado económico, se ambiciona mejorar los ingresos por recursos atípicos.
Valverde, primer asunto
Con la dimisión de Federico Varona, Salvo ya ha comenzado a dar los primeros pasos firmes. La prioridad es la renovación de Ernesto Valverde, que corría riesgo de verse estancada ante la indefinición del Valencia y el buen cartel del técnico, cuyo nombre se ha asociado con el Athletic Club —que parece decantarse por el Cuco Ziganda— e incluso con el FC Barcelona, pendiente de la evolución de la enfermedad de Tito Vilanova. Antes de la dimisión de Manuel Llorente, el acuerdo con el Txingurri parecía encarrilado, y sobre esa base se retomará. La premisa recibida por el director deportivo Braulio Vázquez es no superar las cifras manejadas por Llorente. La principal diferencia estriba, al parecer, en la duración del contrato, que el entrenador preferiría de dos años.
Por lo demás, Salvo apuesta por la configuración de un consejo fuerte y profesionalizado en todas sus áreas, con la figura visible de un director general. También se ha informado de su voluntad de reclutar a figuras representativas del valencianismo. En este sentido han sonado con fuerza los nombres de Amedeo Carboni y Rubén Baraja.
El fracaso de la idea de la democratización ha dado alas a la idea de vender el club. Ninguno de los pretendientes esconde ya sus bazas. Ayer Alfonso Rus volvió a subrayar la necesidad de que el club se apoye en un inversor fuerte que inyecte liquidez a corto plazo para absorber el préstamo con Bankia, quedarse con el viejo estadio y refinanciar la finalización del recinto de Corts Valencianes. El nivel deportivo del equipo no se vería afectado a corto plazo. En esa posición se maneja también el grupo Sempre València de Fernando Gómez, apoyado por un grupo inversor árabe que todavía no se ha dado a conocer, en una operación conducida personalmente por Javier Villalonga, primo del expresidente de Telefónica Juan Villalonga, y consejero económico de la candidatura. Uno de los argumentos que Sempre València ha usado para atraer al inversor y para tratar de convencer a las autoridades políticas es el de ofrecer más posibilidades de inversión en Valencia. Se pretende con ello ayudar a que «eche raíces» en la ciudad y que su vinculación no se limite exclusivamente a un club de fútbol. Rus y Fernando combaten los recelos que levantan los inversores extranjeros —tras las experiencias fallidas en la Liga en el Racing o el Alavés— con el prestigio de su posición social, uno como figura histórica del Valencia y otro como presidente de la Diputación.
Petición de triple auditoría
Los caminos de Salvo y los inversores convergen en la petición de una auditoría externa. La Fundación la requerirá para el plan de acción que se negociará con Bankia. En el caso de Sempre València se pide que sea triple: una económica, otra de gestión y una última llamada de construcción, para estudiar cómo se han gastado los 150 millones ya invertidos en el nuevo estadio.

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