El equipo acude al rescate del club

J. V. Aleixandre

22.04.2013 | 05:30

Haciendo buena la rara teoría de la metempsicosis, el ánima del Valencia transmigró la otra noche al cuerpo del Málaga y la del Málaga se mudó a las entrañas del Valencia. De tan singular permuta resultó muy perjudicado el equipo andaluz, que jugó „es un decir„ un partido penoso. En cambio, su rival salió altamente beneficiado. Ernesto Valverde, cuyo aterrizaje en Mestalla fue considerado por muchos, entre los que me encuentro, más bien un alunizaje „llegaba desde lejanas tierras griegas y no ofrecía el perfil duro que reclamaba el vestuario más lujoso de todos los que hay en Paterna„ es el artífice de la transformación sufrida por el VCF en los últimos meses. Paulatinamente, el equipo se ha ido reflotando, hasta asomar la cabeza a las posiciones europeas de la tabla. Ahora presenta su candidatura a la Champions. La terapia aplicada por el técnico ha sido la del sentido común y la racionalidad en su toma de decisiones, hasta alcanzar un grado de normalidad, imprescindible en un club tan estrafalario como éste. 
Inquirido sobre su visión de Valencia, Alfredo di Stefano sostiene que «tiene un equipo muy bueno y unos dirigentes muy malos». Afortunadamente, nada tiene que ver lo uno con los otros y, como señalaba el propio David Albelda esta semana pasada, las épocas de mayor caos en los despachos, han coincidido con los periodos de mayores éxitos deportivos. Manolo Llorente, sin ir más lejos, puede dar fe de esta singular dicotomía tan contradictoria. 
El expresidente decidió no acudir a Mestalla, tal vez porque se temía lo peor y no quería oír de nuevo la típica balada de la grada en su contra. Así que delegó su representación en A. Fajardo, hombre de su absoluta confianza, con lo que se perdió el partidazo de Cissokho, el recital de Banega, la maestría con la que Dani Parejo manejó a su equipo, los brotes verdes de Canales y la lección de autoridad que impartió su amigo Albelda. En esos cuatro pilares basó el Valencia su avasallador dominio sobre el Málaga, obligado a defenderse con todo y a atacar con casi nada, lo que facilitó el trabajo de la siempre inquietante defensa valencianista, apenas exigida. Afortunadamente.
De manera que, una vez más, el equipo, blindado y estimulado por su entrenador „la labor de Valverde ahora, se parece mucho a la desarrollada por Manuel Pellegrini en el Málaga a comienzos de este curso„ llegó al rescate del club. Como si fuera un 7ª de Caballería providencial. Menos mal. Sólo una operación de salvamento tan arriesgada como ésa garantizará la supervivencia del VCF

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