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jueves, 25 de abril de 2013

Érase una vez, Banega

ALBERTO SANTAMARÍA. HOY "No hablo del argentino de los dos últimos duelos porque si el cerebro che tuviera cabeza y fuera regular, no estaría defendiendo la camiseta blanquinegra. Sería uno más de algún grande de Europa. Sería un futbolista de cuento. Érase una vez...Banega"




VALENCIA. 

Soy Baneguista, lo reconozco. Me cuesta ser objetivo con Éver -mal asunto para un periodista-. Nunca he cruzado más de dos palabras seguidas con él a excepción de un par de entrevistas en las que, por mucho que lo intentaba evitar, se me veía el plumero. El argentino es una de mis debilidades. Es un jugador distinto. Casi casi dibujos animados. Que aparece un partido sí y cuatro no, tampoco lo voy a negar. Pero cuando le da por jugar...¡Ay cuando le da por jugar!

Esos momentos de lucidez del internacional albiceleste convierten al Valencia en un equipo temible. Y si no que se lo digan al Málaga. El pasado sábado, el '10' dio un auténtico recital. Sacó la batuta, dirigió el juego de ataque de los suyos, asistió a Parejo en el 1-0, fue objeto de un penalti y cerró la goleada. Sin duda, un partido perfecto. Redondo. De esos que solía completar una o dos veces al año. Digo solía y hablo en pasado porque durante los últimos meses, la versión buena de Banega es mucho más habitual. Más continúa. Porque -estarán de acuerdo conmigo- frente al Espanyol fue el mejor de los de Valverde. En la segunda parte, la rompió. Otras dos asistencias, que se dice pronto.
Un partido y medio a un excelente nivel. Tal vez sea poco, lo sé. Lo justo sería exigirle más a un talento como él. Mucho más. Pero repito, me tiene encandilado. No obstante, si hay algo curioso en este enésimo renacer del gran Éver. El ex de Boca ha resurgido estando liberado de la molesta presencia de su amigo Tino. En Cornellà, el de Las Flores tuvo que ser sustituido al descanso y ante los de Pellegrini no participó por lesión. ¿Casualidad? Yo creo que no. Al lado de Parejo y, sobre todo, escoltado por Albelda, el argentino se siente más cómodo. Su fútbol es más fluido, y por tanto, el del Valencia, también.
Y no voy a caer en el argumento fácil de que está centrado, que ahora se cuida, que está ha perdido peso...porque sinceramente no lo sé. Ni lo creo, siquiera. La cabra siempre tira al monte. Su indisposición alcohólica en el día previo al encuentro contra el Barça no queda tan lejana. Por tanto la pregunta debería ser: ¿el club se conforma con el centrocampista tal y como es? Con sus defectos y sus virtudes. Con sus salidas de tono. ¿O la vertiente extra deportiva unida a su (i)regularidad sobre el césped le hacen prescindible?
Si yo tuviera que responder a la pregunta, ni me lo pensaba. Éver siempre en Mestalla. Porque sin ser un experto en fútbol internacional, no veo a ningún jugador asequible para este Valencia actual que, desgraciadamente, vive inmerso en una interminable economía de guerra.Braulio no puede fichar un Banega en el mercado con los pocos recursos que cuenta. Es imposible. Y me refiero al organizador discontinuo que aparece muy de vez en cuando. No hablo del argentino de los dos últimos duelos porque si el cerebro che tuviera cabeza y fuera regular, no estaría defendiendo la camiseta blanquinegra. Sería uno más de algún grande de Europa. Sería un futbolista de cuento. Érase una vez...Banega.

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