EL BORDE DEL ÁREA
Aquel famoso principio de Giuseppe Tomás de Lampedusa -"cambiarlo todo para que nada cambie"- parece que no es el camino que han decidido escoger Amadeo Salvo y su consejo de administración en cuanto han tenido dos semanas para tomar posiciones en el club.
Lo que está viviendo la estructura interna del club de Mestalla en las dos últimas semanas no es más que la consecuencia lógica y natural del cambio en la cúpula rectora de la entidad. Sevidor lo ha venido viviendo desde que tiene uso de razón en el fútbol. Es ley de vida.Tan inexorablemente se producen estos cambios que no deben sorprender a nadie.
Lo cierto es que, desde que Amadeo Salvo es el máximo responsable de la entidad blanquinegra, han salido o van a salir del club Valverde (aunque en este caso, tenía más ganas de irse que Mario Vaquerizo de cambiar un libro por un centro de estética), Albelda, Paco López, Juan Sánchez y Jordi Candel.
Los más asépticos interpretan que Salvo hace los cambios que cree necesarios para poner en marcha su nuevo proyecto. Los más conspiranóicos hablan de borrar cualquier vestigio de la Administración Llorente para que el club presente otra cara. Realmente para esto último, necesita algo más que cinco cambios. Como ya conté semanas atrás en mi columna "La Familia", en ese sentido es mucha la faena que el nuevo mandatario tiene por delante, aunque me da la impresión que todo aquello que no sea la primera línea de fuego va a tener, al menos durante un tiempo, el beneficio de la duda. Luego, su capacidad de trabajo, de convencer a los nuevos, los dineros en la caja, los blindajes llorentistas sobre la bocina y el dichoso aval de marras dirán el resto.
No soy de los que piensa que todo lo que había está mal, y todo lo que llegue va a mejorar. Tampoco pienso lo contrario, que los nuevos no saben por donde van y los que habían eran los que conocían de verdad cómo funciona esto.
¿En que parte me sitúo? Pues miren, dejemos correr el tiempo. Es el único que marcará si los cambios eran necesarios y acertados. Y aunque todo lo nuevo siempre produce querencia a la acogida favorable, creo necesario recordar una canción de Shakira que se llama "Si te vas" (como podrán comprobar cada uno encuentra frases para sus columnas de opinión en cualquier sitio, de Lampedusa a Shakira). El tema recuerda -y esto es lo aplicable a los cambios- que"toda escoba nueva siempre barre bien, luego vas a ver desgastadas las cerdas"...
Será el tiempo quien nos diga si Djukic es mejor que Valverde, si Rufete acierta al prescindir de Sánchez, si no renovar a Albelda es un acierto o no, si Nico Estévez -va, no se hagan los sorprendidos, que es un secreto a voces- supera en registros a Paco López o si Juan Alborsrestaña la confianza en los futbolistas hacia su médico (situación que con Candel ya se encontraba bajo mínimos).
En definitiva, el acierto de un cambio depende en un alto porcentaje en la mejora de los registros de los sustitutos sobre los sustituidos. Todo lo demás es una excesiva querencia al pasado o a un paraíso prometido. Y eso, en un sentido o en otro, aún no hay nadie que pueda asegurarlo.
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