La Fundación anuncia que vigilará el club y horas después el consejo le impone 14 patronosGarcía Moreno amaga con dimitir de vicepresidente pero será compañero de aquellos a quienes tildó de «listos»
MOLINS/VALLDECABRES | VALENCIA..-
El mismo día que se pretendía anunciar el camino hacia una paz duradera se puso en marcha una bomba de relojería. El Valencia vuelve a ser fiel a su guión y no se da ni un segundo de tregua. Es la interpretación que el propio patronato realiza con el nuevo y sorprendente escenario que se ha formado en la Fundación. Por la mañana Federico Varona, como presidente entrante de este organismo, establecía las primeras bases para la viabilidad de la Fundación y el nuevo concepto de vigilancia a la que se va a someter al consejo del club; y pocas horas después Manuel Llorente y su directiva reaccionaban anunciando que inyectarán catorce nuevos miembros en el patronato.
Vuelven a la Fundación todos los directivos y el club ha empezado a buscar otras opciones con los que completar el cupo que le pertenece por estatutos. Desde Cañizares y Albelda, descartados a las primeras de cambio, hasta gente como José Luis Soler, empresario y amigo personal de Llorente que en su día increpó duramente a Jaime Ortí en el palco vip. La estridencia llega cuando se confirma el regreso al patronato de Társilo Piles -el presidente que no encontró una solución al préstamo de 81 millones que asfixia a la entidad- y también del actual vicepresidente de la entidad, García Moreno, que hace apenas unos días se despachaba a gusto, entre otros, con los nuevos patronos a los que llegó a calificar de «listos».
García Moreno, por cierto, decía el lunes con rotundidad que no iba a dimitir por su salida de tono y ayer, en la reunión del consejo, escenificó un amago de presentar su cese como vicepresidente (no como consejero), algo que «de momento» no se ha llegado a aceptar.
Aunque en el nuevo patronato, numéricamente, las fuerzas entre unos y otros son desfavorables a los miembros del Valencia, el pulso que nace es más que evidente. A Llorente no le sentó nada bien escuchar de boca de Varona la pretensión de la Fundación de fiscalizar los asuntos de cierto peso del club. En realidad, cuando a primera hora llegó Llorente a la Fundación, ya tenía en mente su plan. Así se lo expresó a los miembros de la comisión ejecutiva: «Vamos a hacer uso de nuestro derecho». Luego le transmitió la misma idea al propio Varona, en la reunión de apenas media hora que con él. Había que ver la cara de incomodidad de Llorente en el momento de la sesión fotográfica con el resto de patronos o cuando salió minutos después de ese primer encuentro con Varona, el hombre al que el Consell le ha dado su confianza.
En la Generalitat, por cierto, se optaba anoche por encajar con cierta normalidad este inesperado vaivén. Al fin y al cabo, lo que verdaderamente ha importado desde un primer momento al Consell ha sido la composición de este grupo de especialistas económicos liderados por Varona, y que tiene también como hombres fuertes a Aurelio Martínez y a Amadeo Salvo, dos vicepresidentes ya oficiales, y a Tomás y Tío, a la espera de convertirse en breve en el tercer vicepresidente. Ellos son los que, en definitiva, tienen que manejar los asuntos con Bankia.
Desde el Valencia disfrazan esta precipitada postura como un intento de contar con más gente capacitada de cara a buscar soluciones, aunque la verdad es que ni los mismos consejeros están convencidos realmente de saber hasta «cuándo va a durar esta situación». Aún no había acabado la presentación por la mañana de los nuevos patronos cuando ya empezaban a surgir las primeras dudas respecto a cómo se lo iba a tomar un Llorente que no quiso hacer manifestaciones. Posteriormente, la versión oficial del Valencia la ofreció su director de comunicación: «No es una postura de fuerza, queremos dar la mano y colaborar en todo lo que se pueda aportar».
En el núcleo duro de la Fundación, por su parte, la respuesta ante el movimiento desde el club es bastante simple, aunque esa misma sencillez implique cierta incredulidad al respecto. «Se acepta», decía un alto cargo de la Fundación. A Llorente, nervioso en algunos momentos por esta nueva coyuntura, se le dijo por la mañana que no debía sentirse «solo» y que los nuevos patronos «estaban para ayudar». Varona, además, aseguró que, al menos por el momento, no van a impulsar una remodelación en la directiva del club. Pero eso no le hizo variar de opinión al presidente.
Entre Llorente y Varona se puede establecer ahora una lucha de egos que tendrán que saber manejar. Varona llega a la Fundación con las ideas bastante claras. Así lo expuso ante la escéptica mirada del presidente valencianista: «En estos momentos representamos al 70 % de las acciones y como en cualquier entidad mercantil, tenemos una responsabilidad para ejercer la mayoría. Somos responsables de lo que se haga». La nueva Fundación se declara capacitada para hablar con Bankia, no sólo en lo referente a su préstamo, sino también sobre esos 200 millones que debe el Valencia e incluso en lo referente a la reactivación de las obras del nuevo estadio.
«Somos conscientes de que quien adoptó la decisión de apoyar al club en un momento especialmente comprometido fue Bancaja, y que ahora nos dirigimos a Bankia que es quien tiene pignoradas las acciones. Pero también somos conscientes del compromiso y la responsabilidad que esa entidad ha mostrado siempre hacia el Valencia», explicaba en su discurso inicial Varona. Posiblemente, las palabras que más se escucharon no sólo por parte del presidente sino también de sus patronos fue la de estar «unidos» y «caminar en la misma dirección».
Es obvio que el fin es encontrar la fórmula por la cual el Valencia facilite la entrada de ingresos a la Fundación. Aún así, tanta insistencia verbal tenía su finalidad. La incomodidad de los directivos del Valencia es más que evidente. A ellos se les forzó desde el Consell a dimitir cuando pagó los 4,8 millones por los intereses del año pasado. La idea que tenía José Císcar, cuando la Generalitat tomó en su poder las acciones, era la de dejar sólo los patronos institucionales.
Ahora, después de saltar por los aires el aval del IVF, la Fundación queda teóricamente sin padrino pero matizada con el abrumador desembarco del equipo técnico encabezado por Varona. Ante esta nueva coyuntura, el Valencia ha optado por recurrir a su derecho de aportar sus propios patronos.
La Fundación queda pues de la siguiente forma. Once miembros corresponden al grupo de instituciones (entre ellos y representando a los veteranos del Valencia está Fernando Giner); otros once de libre designación (ahí están Varona y los suyos, más Antonio Puchades) a los que habrá que añadir Tomás y Tío cuando lo autorice el CGPJ; y quince por parte del consejo. Aún quedan vacantes trece puestos de libre designación. Cualquier patrono tiene capacidad para proponer nombres pero debe votarlo la comisión.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2013-04-04/llorente-echa-pulso-varona-20130403.html
MOLINS/VALLDECABRES | VALENCIA..-
El mismo día que se pretendía anunciar el camino hacia una paz duradera se puso en marcha una bomba de relojería. El Valencia vuelve a ser fiel a su guión y no se da ni un segundo de tregua. Es la interpretación que el propio patronato realiza con el nuevo y sorprendente escenario que se ha formado en la Fundación. Por la mañana Federico Varona, como presidente entrante de este organismo, establecía las primeras bases para la viabilidad de la Fundación y el nuevo concepto de vigilancia a la que se va a someter al consejo del club; y pocas horas después Manuel Llorente y su directiva reaccionaban anunciando que inyectarán catorce nuevos miembros en el patronato.
Vuelven a la Fundación todos los directivos y el club ha empezado a buscar otras opciones con los que completar el cupo que le pertenece por estatutos. Desde Cañizares y Albelda, descartados a las primeras de cambio, hasta gente como José Luis Soler, empresario y amigo personal de Llorente que en su día increpó duramente a Jaime Ortí en el palco vip. La estridencia llega cuando se confirma el regreso al patronato de Társilo Piles -el presidente que no encontró una solución al préstamo de 81 millones que asfixia a la entidad- y también del actual vicepresidente de la entidad, García Moreno, que hace apenas unos días se despachaba a gusto, entre otros, con los nuevos patronos a los que llegó a calificar de «listos».
García Moreno, por cierto, decía el lunes con rotundidad que no iba a dimitir por su salida de tono y ayer, en la reunión del consejo, escenificó un amago de presentar su cese como vicepresidente (no como consejero), algo que «de momento» no se ha llegado a aceptar.
Aunque en el nuevo patronato, numéricamente, las fuerzas entre unos y otros son desfavorables a los miembros del Valencia, el pulso que nace es más que evidente. A Llorente no le sentó nada bien escuchar de boca de Varona la pretensión de la Fundación de fiscalizar los asuntos de cierto peso del club. En realidad, cuando a primera hora llegó Llorente a la Fundación, ya tenía en mente su plan. Así se lo expresó a los miembros de la comisión ejecutiva: «Vamos a hacer uso de nuestro derecho». Luego le transmitió la misma idea al propio Varona, en la reunión de apenas media hora que con él. Había que ver la cara de incomodidad de Llorente en el momento de la sesión fotográfica con el resto de patronos o cuando salió minutos después de ese primer encuentro con Varona, el hombre al que el Consell le ha dado su confianza.
En la Generalitat, por cierto, se optaba anoche por encajar con cierta normalidad este inesperado vaivén. Al fin y al cabo, lo que verdaderamente ha importado desde un primer momento al Consell ha sido la composición de este grupo de especialistas económicos liderados por Varona, y que tiene también como hombres fuertes a Aurelio Martínez y a Amadeo Salvo, dos vicepresidentes ya oficiales, y a Tomás y Tío, a la espera de convertirse en breve en el tercer vicepresidente. Ellos son los que, en definitiva, tienen que manejar los asuntos con Bankia.
Desde el Valencia disfrazan esta precipitada postura como un intento de contar con más gente capacitada de cara a buscar soluciones, aunque la verdad es que ni los mismos consejeros están convencidos realmente de saber hasta «cuándo va a durar esta situación». Aún no había acabado la presentación por la mañana de los nuevos patronos cuando ya empezaban a surgir las primeras dudas respecto a cómo se lo iba a tomar un Llorente que no quiso hacer manifestaciones. Posteriormente, la versión oficial del Valencia la ofreció su director de comunicación: «No es una postura de fuerza, queremos dar la mano y colaborar en todo lo que se pueda aportar».
En el núcleo duro de la Fundación, por su parte, la respuesta ante el movimiento desde el club es bastante simple, aunque esa misma sencillez implique cierta incredulidad al respecto. «Se acepta», decía un alto cargo de la Fundación. A Llorente, nervioso en algunos momentos por esta nueva coyuntura, se le dijo por la mañana que no debía sentirse «solo» y que los nuevos patronos «estaban para ayudar». Varona, además, aseguró que, al menos por el momento, no van a impulsar una remodelación en la directiva del club. Pero eso no le hizo variar de opinión al presidente.
Entre Llorente y Varona se puede establecer ahora una lucha de egos que tendrán que saber manejar. Varona llega a la Fundación con las ideas bastante claras. Así lo expuso ante la escéptica mirada del presidente valencianista: «En estos momentos representamos al 70 % de las acciones y como en cualquier entidad mercantil, tenemos una responsabilidad para ejercer la mayoría. Somos responsables de lo que se haga». La nueva Fundación se declara capacitada para hablar con Bankia, no sólo en lo referente a su préstamo, sino también sobre esos 200 millones que debe el Valencia e incluso en lo referente a la reactivación de las obras del nuevo estadio.
«Somos conscientes de que quien adoptó la decisión de apoyar al club en un momento especialmente comprometido fue Bancaja, y que ahora nos dirigimos a Bankia que es quien tiene pignoradas las acciones. Pero también somos conscientes del compromiso y la responsabilidad que esa entidad ha mostrado siempre hacia el Valencia», explicaba en su discurso inicial Varona. Posiblemente, las palabras que más se escucharon no sólo por parte del presidente sino también de sus patronos fue la de estar «unidos» y «caminar en la misma dirección».
Es obvio que el fin es encontrar la fórmula por la cual el Valencia facilite la entrada de ingresos a la Fundación. Aún así, tanta insistencia verbal tenía su finalidad. La incomodidad de los directivos del Valencia es más que evidente. A ellos se les forzó desde el Consell a dimitir cuando pagó los 4,8 millones por los intereses del año pasado. La idea que tenía José Císcar, cuando la Generalitat tomó en su poder las acciones, era la de dejar sólo los patronos institucionales.
Ahora, después de saltar por los aires el aval del IVF, la Fundación queda teóricamente sin padrino pero matizada con el abrumador desembarco del equipo técnico encabezado por Varona. Ante esta nueva coyuntura, el Valencia ha optado por recurrir a su derecho de aportar sus propios patronos.
La Fundación queda pues de la siguiente forma. Once miembros corresponden al grupo de instituciones (entre ellos y representando a los veteranos del Valencia está Fernando Giner); otros once de libre designación (ahí están Varona y los suyos, más Antonio Puchades) a los que habrá que añadir Tomás y Tío cuando lo autorice el CGPJ; y quince por parte del consejo. Aún quedan vacantes trece puestos de libre designación. Cualquier patrono tiene capacidad para proponer nombres pero debe votarlo la comisión.
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2013-04-04/llorente-echa-pulso-varona-20130403.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario