El futuro presidente no quiere que las palabras con las que Valverde lamentó la inestabilidad del club influyan en los jugadores franquicia
JUAN CARLOS VILLENA | VALENCIA..-
JUAN CARLOS VILLENA | VALENCIA..-
El Valencia no quiere que el discurso pesimista de Ernesto Valverde, que dibujó un panorama negro y lleno de dudas para la entidad el sábado en Sevilla, afecte a sus jugadores franquicia. Ni siquiera la repetida insinuación del extremeño de que varios de los futbolistas que disputaron el último partido de la temporada no iban a seguir en el club. Es por ello que Amadeo Salvo, en cuanto sea investido presidente, se reunirá con Soldado. El objetivo, explicar al delantero el proyecto a corto, medio y largo plazo de la entidad para que conozca, de primera mano, que la intención del nuevo consejo no es rebajar la calidad competitiva del equipo.
Los objetivos del Valencia seguirán siendo entrar en la Liga de Campeones y luchar por todas las competiciones. En la Fundación existe la percepción, alguno de sus patronos los expresaron claramente ayer en LAS PROVINCIAS, de que a Valverde lo han intoxicado desde el actual consejo de administración. Una sensación que no quieren, de haberse producido, que se reproduzca en jugadores emblema como Soldado. El valenciano es uno de los futbolistas que más cercano se ha mostrado a Manuel Llorente. Y ahora el nuevo presidente es el que tiene que explicarle el proyecto.
Soldado, que amplió su contrato con la entidad de Mestalla en mayo del pasado año hasta el 30 de junio de 2017 con una cláusula de 30 millones, mandó un primer mensaje de optimismo el sábado en Sevilla: «Sé lo que ahora necesita el Valencia y yo quiero estar aquí. Jugar la Europa League no es lo mismo, pero la ilusión con la que hay que seguir sí debe ser la misma. Antes de venir al Valencia no jugábamos competición europea. Ahora la ilusión no hay que perderla».
El delantero desestimó el pasado verano una oferta del Tottenham que estaba dispuesto a pagar el valor de su libertad. El equipo iba a disputar la Champions. Ahora, sin el billete para la máxima competición continental, hay que encontrar nuevos estímulos. Y el objetivo es que Soldado siga liderando al nuevo Valencia, tal y como ha conseguido en una temporada en la que ha acabado con 24 goles en Liga.
Transmitir un mensaje de tranquilidad y confianza a los jugadores referentes del equipo no será la única misión de Salvo y su equipo de trabajo. Junto a Braulio Vázquez tendrán que pulir la lista de jugadores transferibles para equilibrar, de partida, el desfase económico en la cuenta de ingresos y gastos. El club cifra en 11 millones de euros la diferencia entre disputar la Champions y la Europa League, una vez descontados los ingresos directos y el ahorro de la prima prometida por Vicente Andreu a la plantilla. Una cantidad que hay que sumar a los 18 millones que se presupuestaron en el pasado ejercicio, como venta de jugadores, para equilibrar las cuentas. El objetivo del nuevo presidente es sumar un mínimo de 30 millones con la venta de los jugadores transferibles, en la que se encuentran entre otros Rami, Tino Costa, Feghouli, Piatti, Valdez, Cissokho y uno de los porteros.
Dilucidar cuál de los dos sale será una de las primeras decisiones que el club consensuará con el próximo técnico. Aunque otros factores, como el económico o el publicitario, también pueden jugar un papel importante en la decisión. Esa incógnita, la de la portería, es la que hace que nadie se aventure en la entidad a poner el apellido del valenciano o del brasileño dentro de la lista de jugadores transferibles.
Para lograr que las cuentas del club no se resientan, porque evidentemente el Valencia tendrá que fichar jugadores para tapar los huecos de los futbolistas que se van a vender, se utilizarán varias fórmulas. Una de ellas, ya explicada por la Fundación, es la necesidad perentoria de aumentar los ingresos por publicidad y marketing. El coste de la plantilla tendrá que bajar, sin que ello implique una merma en la competitividad de la misma. Un ejemplo práctico se encuentra en Feghouli, que fue renovado al alza antes de marcharse a la Copa de África y que ahora, con su rendimiento, ha convertido en totalmente desfasado ese nuevo contrato.
El objetivo a partir de este verano será que al menos un jugador del filial suba al primer equipo. Un modelo que, evidentemente, será muy complicado de aplicar en su primer año de vigencia. «También nos ahorraremos algunos sueldos importantes, como el de presidente», recuerdan desde la Fundación. Y es que, la guerra fría entre los que se van y los que entran, tiene visos de prolongarse más a allá de la junta.
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