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jueves, 23 de mayo de 2013

Salvo recibe el visto bueno como presidente en plena guerra entre consejo y Fundación


Los todavía dirigentes del club se niegana que el Valencia pague la auditoría encargada por el máximo accionista




| Valencia.-


tes del día de la junta Salvo deberá cumplir también con el requisito de pasar los nombres de esos siete futuros directivos por el filtro del patronato. Se quiere dotar a este grupo de un respaldo global. Pero hasta ese momento el presidente oficioso deberá convivir de la mejor manera posible con esta particular guerra que todavía mantienen abierta la actual directiva del club y la Fundación.
Por mucho que unos y otros se hayan esforzado en hablar en público de cordialidad, cada gesto o acción que realizan, sea por el motivo que sea, equivale en privado a apagar el fuego con gasolina. Si lo de las primas por entrar en Champions había revolucionado a los patronos, lo que ha pasado en referencia a la auditoría les ha provocado el cabreo más absoluto. Había que ver ayer la cara que ponía Aurelio Martínez tratando de explicar lo que para él es del todo inexplicable.
Resulta que el Valencia, porque así lo han decidido los consejeros, ha dicho que no va a pagar ni un solo euro de esa ';due diligence'; que la Fundación ha encargado a la empresa KPMG. Si eso ya ha encendido al patronato, lo que les ha socarrado es que, además, desde el club no hayan puesto «toda la colaboración» con los auditores. El objetivo era entregar lo más rápidamente posible la documentación necesaria para que esa auditoría tome forma. En cambio, opinan que les han dado «algunas cosas de temas urbanísticos», que no es lo que realmente necesitan de manera urgente.
Hay que tener en cuenta que desde el primer momento se dijo que esa ';due diligence'; era el requisito principal solicitado por los inversores para negociar las posibles operaciones. Por parte del patronato se llega a considerar incluso que esta nueva piedra en el camino provocará un retraso aproximado de unas dos semanas en el informe final que se tiene que elaborar.
Menos de 180.000 euros
No obstante, la discusión que ha habido sobre quién debe abonar los emolumentos a KPMG resulta cuanto menos sorprendente y hasta un tanto infantil, pese a que la cuantía no es nada despreciable (algo menos de 180.000 euros). Por cierto, el precio ofertado por KPMG es casi la mitad del de alguna de las propuestas del mismo rango internacional que también se habían presentado.
En la Fundación se sostiene que cualquiera que posea un 5% del accionariado está legitimado para solicitar a cargo del club la realización de una auditoría, cuestión que en este caso todavía cobra mayor trascendencia al tener este organismo el poder absoluto con ese 70% del capital social.
¿Y quién me abona esto? Una de las primeras cosas que ha hecho la empresa auditora es reclamar al Valencia el compromiso de pago por sus servicios. Ahí el club ha dicho que no, que como es un servicio encargado desde el exterior (pese a ser el máximo accionista quien lo hace), debe correr con los gastos el que lo solicita.
La Fundación, aunque en caja posee unos 700.000 euros que son los beneficios con los que se cerró el balance, tiene claro por su parte que ha de pagar el club. Ante esto, la única solución a la que se ha llegado es que será el próximo consejo de administración el que, a partir del día 5, abone los gastos.
Ni un día de tregua
Para argumentar su postura, desde el Valencia no se andan con rodeos. A trece días para la despedida, las posiciones se están radicalizando y las buenas palabras dejan paso a un descarado resentimiento. La respuesta que daba ayer un consejero era más que elocuente sobre el malestar que hay. «Estos -en referencia a los nuevos patronos- aún no han entrado y ya quieren mandar aquí... Cuando entren en el club que lo pidan, que hagan lo que quieran. Además, una ';due diligence'; se hace con el objetivo final de vender el club y nosotros no vamos a ser quienes lo vendamos».
Hace unas tres semanas, Aurelio Martínez y Vicente Andreu se reunieron y dijeron que no habría ningún problema en la convivencia y que la colaboración iba a ser máxima. No ha existido ni un solo momento de tregua. A la Fundación no le queda otro remedio que esperar. «Esto se está haciendo muy largo», confesaba un patrono.
De cualquier forma y aunque la tensión que se vive parece que hará saltar todo por los aires en cualquier momento, el Valencia se va a encontrar más auditado que nunca, con el desembolso que eso supone también. Y es que, además de la dichosa ';due diligence';, el consejo encargó hace meses una auditoría de su gestión cuyos resultados avanzó LAS PROVINCIAS. Esa cifra de 14 millones de beneficios antes de impuestos (ocho más de los previstos) que arroja el informe será la bandera que agiten dentro de unos días públicamente Vicente Andreu y el resto de compañeros de consejo para defender su labor al frente del Valencia.
Hoy, reunión con García Roig
En medio de este panorama, y horas después de que Salvo tenga en el bolsillo el cargo de presidente, surge en escena José García Roig. El exconsejero mantiene su peculiar lucha. El lunes solicitó por escrito una entrevista con Aurelio Martínez y, además, pedía también que el patronato sometiera a votación secreta la elección de candidaturas a presentar en la Junta.
Mientras que el primer deseo va a ser satisfecho (hoy se reúne con Martínez), el segundo no ha prosperado. Ayer ya votaron una sola propuesta y lo hicieron a mano alzada. No obstante, Francisco Blasco, que ejerció de portavoz de la Fundación, recordó que cualquiera que esté interesado en entrar en una hipotética puja por formar una directiva tiene absoluta libertad para hacerlo en la junta, aunque el resultado de la votación vaya a quedar en una anécdota. «Hasta el día 4 se pueden presentar». Blasco recordó que el encargo realizado a Salvo es para que presente una candidatura «plural».
Los estatutos de la Fundación, a través de su artículo 11, dejan claro que desde el patronato no se puede favorecer el nombre de ningún candidato a la presidencia del club. No obstante, se ha regateado este formalismo porque, al fin y al cabo, a Salvo quien lo tiene que elegir es un consejo de administración, no un patronato ni tampoco formalmente una asamblea. Lo que votarán, teóricamente, es un grupo, no una persona. De lo contrario, habrían incurrido en una ilegalidad. Aun así, toda es una operación de maquillaje, ya que Blasco llegó a hablar en su exposición de «nuestra candidatura».

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