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domingo, 22 de diciembre de 2013

Bankia embarga a la Generalitat para que pague otros 4,2 millones

El banco pidió al juez días antes de que el aval quedara suspendido que el gobierno valenciano se haga cargo del impago de los intereses de 2013


Bankia embarga a la Generalitat para que pague otros 4,2 millones

C. V./A. B. | VALENCIA..-


Otro tiro a sumar en este fuego cruzado de extrañas estrategias. Bankia ha añadido un nudo más al monumental lío que hay sobre el aval que en 2009 concedió el Instituto Valenciano de Finanzas a la Fundación del Valencia CF. El banco ha solicitado ahora por vía judicial el embargo al Consell para que abone los 4,2 millones de euros que le debe la Fundación en concepto de intereses de 2013.
El paso dado por la entidad financiera se produjo el pasado martes, siete días después de que reventara con su anuncio de venta la junta de accionistas del Valencia y tres antes de que la magistrada del juzgado número 3 de lo Contencioso-administrativo decidiera volver a suspender cautelarmente el aval, circunstancia ésta que se esperaba con cierta lógica tras la reclamación de los dos accionistas litigantes.
Hay que tener en cuenta que la Fundación debía haber abonado el 27 de agosto pasado 4,8 millones de euros, cantidad que se elevaba a 5,4 si se le añadían intereses de demora y otra serie de cargas. En ese momento el patronato decidió pagar 1,2 millones de euros, reservándose otro abono de 300.000 euros para más adelante, algo que finalmente, y tal y como se han producido los acontecimientos, no se ha hecho efectivo.
Pues bien, como el banco ya ha dejado claro que no acepta el plan de viabilidad presentado por Aurelio Martínez y por Amadeo Salvo y como el Valencia ya está en el mercado, ahora ha decidido cumplir al pie de la letra los formulismos legales para no pillarse los dedos.
De ahí que los servicios jurídicos de Bankia aconsejaran, independientemente del proceso de venta que se ha puesto en marcha, aprovechar la bala que tienen y demandar judicialmente el impago de los intereses a quien en ese momento -martes día 17- todavía seguía ejerciendo como avalista. Es decir, la Generalitat.
En eso siempre ha querido ser el banco bastante estricto. Una cosa es tender puentes de diálogo con los dirigentes del patronato, del club y desde luego con el Consell y otra bien diferente no ceñirse al protocolo que se sigue en el caso del incumplimiento de los pagos. De ahí que Bankia asegura con rotundidad que ha reclamado hasta en tres ocasiones el requerimiento del pago, proceso del que han sido informados tanto el IVF como la propia Fundación. Por supuesto, desde el patronato como también desde la Generalitat han hecho caso omiso a estas peticiones. Unos porque perseguían no tener que pagar ni un euro más (ya abonaron los 4,8 correspondientes a 2012) y otros porque, además de no poseer tal cantidad, confiaban en que saliera adelante su plan de refinanciación.
De cualquier forma, y pese a la aparatosidad del gesto promovido por el banco, fuentes de la propia entidad financiera han querido dejar claro que el paso no debe ser interpretado más allá del lógico proceso formal que hay que seguir en este tipo de circunstancias.
De hecho hay que tener en cuenta que Bankia y el Consell -que estaba informado de esta maniobra antes de su ejecución- siempre han cuidado al máximo lo que unos y otros se podían decir públicamente. Buenas palabras mientras en la esfera judicial se podía interpretar que estaban guerreando al defender cada grupo sus propios intereses.
Los condicionantes
El Consell se refugiaba en el mal estado de la caja fuerte valenciana y en la necesidad de atender otras necesidades, y el banco en el intento de mostrar ante sus propios accionistas y también ante Bruselas un aspecto saludable de sus cuentas. Y ya se sabe que todo lo que envuelve al Valencia y al problema de su Fundación son activos de riesgo.
Por eso el banco ha esperado a que se cumpliera el plazo de los tres meses después del impago de agosto para activar este resorte. Lo sorprendente es que los acontecimientos se han agrupado en este terrorífico final de año. La duda ahora es saber de qué lado cae esta moneda. Si un día el banco reclama al Consell como avalista y tres después un juzgado suspende cautelarmente ese aval, es de suponer que todo queda en el aire hasta el pronunciamiento definitivo, una vez más, de la propia juez Alabau.
Al Consell esta medida no le ha cogido en fuera de juego. Sólo hay que ver las propias palabras del vicepresidente, José Císcar, de primeros de diciembre. El político ya avanzaba un compromiso de Bankia de no meter bocado a la totalidad de la operación. Había que leer entre líneas. Císcar planteaba una tregua general pero dejaba abierta la puerta precisamente a que el banco pudiera mover la ficha que ha movido.
Aurelio Martínez no dijo nada al respecto -por prudencia o desconocimiento- en la junta del patronato que se celebró el pasado jueves. En esa cita, el presidente de la Fundación se mostró totalmente favorable a plantear un pacto con el banco, asumiendo ya muy a su pesar que no queda otro remedio que aceptar la venta del Valencia.
Precisamente, ese pacto descartaba ya que el banco utilizara una de las dos balas que tenía. O bien le reclamaba al avalista el dinero prestado (entre unas cosas y otras sube todo a casi 90 millones) o se quedaba las acciones como prenda. Lo más rápido para consumar la venta es la segunda opción, siempre y cuando la Fundación no lo entorpeciera. Como así se ha decidido.
Por eso, la sensación que tiene el patronato es que todo puede quedar solventado antes de que se cumpla la primera quincena de enero. En este sentido, también se ha producido un vaivén destacable porque unos días se tiene la impresión de que todo se ha acelerado y otros que se apuesta por la cautela.
A pesar de que desde el primer momento se ha apuntado a que Bankia ya tenía sus favoritos -el mismo Aurelio Martínez lo reconoció esta semana-, el banco quiere transmitir la apariencia de que el proceso sigue abierto, quizá también con el deseo de demostrar cierto tacto con los molestos aficionados del Valencia. Estos, como también Aurelio Martínez y Amadeo Salvo, ya han dejado claro que sólo darían el visto bueno a alguien que viniera no sólo con un buen respaldo económico detrás, sino también con la idea de respetar la idiosincrasia valencianista y potenciar a un equipo hundido.

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