El club negocia con el fondo Mubadala, que invirtió en el City, y se plantea la vía judicial si el banco ejecuta el aval o la prenda
JUAN CARLOS VILLENA | VALENCIA..-
La decisión de Bankia de escenificar de forma pública la ruptura de negociaciones con el Valencia de Amadeo Salvo y Aurelio Martínez, rechazar la vía de la refinanciación y poner en venta la sociedad anónima deportiva ha provocado que se activen todos los mecanismos de búsqueda de liquidez dentro de la propia entidad. De este modo el club, por primera vez desde que tomó posesión el actual consejo de administración, ha ampliado su radar a la compra de las acciones de la Fundación. El objetivo de la nueva estrategia es conseguir una propuesta global que impida que Bankia o el Consell pongan antes la sociedad en manos de un comprador externo. Para ello, todos los profesionales que dentro del Valencia tienen conversaciones iniciadas con operadores de estadios (AEG, Legends y Sportfive) y potenciales inversores han recibido la orden de explicar a unos y otros que, en el nuevo escenario, para ejecutar el proyecto es necesario invertir en la estabilidad accionarial. Traducido al castellano: Salvo y Douwens tratan de conseguir que quien pensara poner 100 millones para acabar el futuro Mestalla aumente su aportación y compre el club, reflotando de este modo el proyecto que Salvo activó hace seis meses.
El Valencia se puso ayer manos a la obra. A primera hora de la mañana se produjo una reunión en la sede de la entidad en la que intervinieron, entre otros, el propio Salvo, Luis Cervera y el director de marketing, Luis Vicente Douwens, pieza clave dentro del nuevo enfoque que se añade a la búsqueda de financiación para las obras del estadio. Porque ese sigue siendo el escenario preferido por el Valencia, cerrar el anunciado contrato con un operador sin tener que cambiar la titularidad de las acciones de la Fundación. Pero esa posibilidad sin el visto bueno del Consell y del banco resulta completamente imposible.
Es por ello que ayer no sólo se inició la búsqueda de un comprador para el Valencia, sino que además los servicios jurídicos del club comenzaron a estudiar fórmulas para ganar tiempo en caso de que Bankia se quede con la prenda de las acciones de la Fundación como paso previo a la venta. Una vía que trasladaría el pulso entre la entidad financiera y el club a los tribunales. Ese escenario de batalla judicial dilataría la decisión sobre la titularidad de la propiedad y facilitaría a Salvo el tiempo que cree necesitar para dar con un comprador y seguir al frente del Valencia. Pero es el mal menor, un camino que se quiere evitar a toda costa encontrando antes un operador que asegure la inversión necesaria para reanudar las obras o un inversor global que también compre la deuda de la Fundación para sacar a Bankia de la ecuación y conseguir la estabilidad.
Salvo y Douwens abandonaron a las dos de la tarde las oficinas del Valencia con la intención de seguir su plan de trabajo previsto, donde para ayer estaba pautado un viaje de un día fuera de España para intensificar las negociaciones iniciadas semanas antes. Pero el vuelo se canceló porque el aeropuerto de destino estaba cerrado por un temporal que bloqueó las rutas. El presidente y el director de marketing regresaron unas horas después a la sede del club. Porque el cruce de llamadas, y de información, entre los miembros del consejo será una constante hasta que acabe 2013. El plazo que el propio presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, reconoció que se marcó el Consell para encontrar una solución al callejón sin salida del impago por parte de la Fundación de 4,2 millones del crédito correspondientes al actual ejercicio.
La figura del portugués, mano derecha de Salvo desde que entró a trabajar en el Valencia, cobró desde ayer una mayor importancia. Porque, tal y como pudo confirmar LAS PROVINCIAS, uno de los operadores a los que se ha puesto encima de la mesa la posibilidad de aunar la compra de acciones a la inversión en el estadio es la compañía Mubadala Development Company. Salvo y Douwens se reunieron con su propietario, Khaldoor Al Mubarak, en el reciente viaje que les llevó junto al consejero Manuel Peris a la búsqueda de inversión en el mercado asiático. Douwens conoció a los dirigentes de Mubadala durante su estancia en el Manchester City.
La compañía, que tiene su sede en Abu Dabi, es una de las principales fuentes de financiación del conjunto inglés. Y al portugués esa operación le sirvió para estrechar lazos con Mubarak, que le abrió meses después las puertas de Ferrari, donde Douwens materializó varios proyectos justo en el momento en que recibió la llamada del Valencia. Mubadala es uno de los mejor situados dentro de la búsqueda de inversión, pero no es el único frente abierto de la entidad de Mestalla.
El cambio de escenario, que comenzó con el anuncio de Bankia, ha pillado con el paso cambiado a muchos de los actores, en el club y en la Fundación. Y la decisión de jugar la carta, aunque no sea la única de la baraja, de buscar un comprador para las acciones del máximo accionista no es una alternativa que tenga el visto bueno de la totalidad del patronato. Ayer alguno de ellos expresó de forma privada su descontento, al alegar que no estaba entre los principios con los que entró el nuevo grupo de trabajo.
Curiosamente mientras el Valencia trazó la nueva estrategia de 'combate' a Bankia, Juan de Dios Crespo, que colabora de forma activa con el club desde la llegada de Amadeo Salvo en la vertiente jurídica, participó en Madrid en una mesa de trabajo bajo el título 'Nuevas formas de financiación en el deporte para momentos de crisis'. En la charla se abordó la entrada de los fondos de inversión en el mundo del fútbol, los modelos alternativos de financiación como pueden ser la esponsorización o las nuevas técnicas de marketing y las deudas de los clubes. Un temario que le viene como anillo al dedo a la entidad valencianista, en plena guerra con su acreedor.
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