AL PRINCIPIO DE LA SEMANA
Normalmente me preparo esta columna con días de antelación. Repaso la semana, busco ideas y empiezo a plasmarlas. Hoy les confieso que no. Las circunstancias mandan. Y no solo porque había un partidazo a las nueve de la noche –lástima que se escapara el empate al final-, sino mas bien porque tenía fe en que me tocara la lotería. Uno va camino del paro porque nos liquidan RTVV y aspiraba a que unos eurillos me ayudaran a llevar mejor el trance a mí y a mis compañeros.
A medida que avanzaban las horas del domingo, los euros caían, pero no precisamente en mi cuenta, sino en la del Valencia (o en la de Bankia, para ser más exactos). El nombre del multimillonario asiático Peter Lim resonaba con una fuerza atronadora en la garganta de Amadeo Salvo cuando éste anunciaba a bombo y platillo que el gordo de Navidad había caído en Valencia. El presidente –seguro de sí mismo- había recogido el guante lanzado por Bankia unos días atrás y parece que está dispuesto a darle con él en toda la boca.
Uno, que se ha llevado tantos desengaños amorosos y deportivos en su vida, no terminaba de dar crédito. De hecho, aún sigo creyendo que una refinanciación que permitiera democratizar el club sí que era el verdadero premio para todos los valencianistas. Ahora bien, no habiendo logrado esto, pues no me queda más que quitarme el sombrero ante el actual presidente y darle las gracias. Amadeo, si la operación llega a buen puerto, habrás salvado al Valencia.
Sin deuda, con un estadio nuevo, pero con las acciones en manos de una persona que, aparentemente, y por lo que dices debe gozar de nuestra credibilidad. El cariño ya se lo irá ganando con el tiempo si cumple lo que ha prometido.
Fíjense si confío en que esta vez sea verdad, en que esta vez sí que han acertado con la tecla económica que llevamos una década buscando para el Valencia, que me senté a ver el duelo contra el Madrid tranquilo. Para mí, este domingo ya era histórico pasara lo que pasase sobre el césped. Luego, el Valencia jugó como nunca y perdió como siempre ante el Madrid (con un gol en fuera de juego, dando la cara pero tristemente sin poder rascar ni un punto).
El caso es que, no sé si es porque es Navidad, si porque necesito una dosis de ilusión extra, o porqué narices es, pero quiero creer que el equipo vuelve a creer en el proyecto y que nos ha tocado el gordo. Es más, necesito creer e ilusionarme con que, el hasta ayer casi desconocido Peter Lim, es el que nos va a sacar del atolladero y no otro Dalport, un fondo buitre que quiera hacer pasta a consta del solar de Mestalla u otro Soler mal asesorado que malgaste su dinero.
Si es así y Bankia traga saliva y acepta, podremos gritar... ¡¡¡FeLim Navidad!!!!
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