El patronato varía su idea y descarta ahora unir en un mismo 'pack' la venta de la parcela del viejo Mestalla y la puesta en marcha del futuro campo
C. V. | VALENCIA..-
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Hasta los chinos están interesados en meter baza en el nuevo Mestalla. La Fundación desprende argumentos para pensar en positivo. Al menos por ahora. En su objetivo de poner en marcha lo antes posible las obras del nuevo Mestalla, el máximo accionista ya ha mantenido contactos hasta con tres grupos -uno de ellos, como avanzó LAS PROVINCIAS, es Arena y entre los que se han sumado figura otro procedente de China- que quieren hacerse cargo de la explotación de la zona comercial del nuevo estadio a cambio de pagar el importe restante de las obras.
Tanto el dimisionario Federico Varona como Aurelio Martínez pusieron especial énfasis en sus respectivos discursos de presentación en la importancia que para el Valencia tiene la finalización del estadio, parado ya durante cuatro años y medio. Es el nuevo campo la más segura y generosa fuente de ingresos. Hay que llegar a un acuerdo con una firma para que sea ésta la que acabe la obra a cambio de cederle durante un determinado número de años (se asume que un mínimo de doce) la explotación comercial del mismo.
Todos los frentes abiertos aún están en fase embrionaria pero en el patronato ya se conoce que Salvo es quien ha asumido la responsabilidad de dar a este asunto el primer empujón y el hombre que todos sitúan como candidato a la presidencia está decidido a ir dando pasos en la medida de las posibilidades.
Teniendo en cuenta que para acabar el proyecto del estadio se necesita 145 millones de euros, es ésta una cifra base a considerar a la hora de plantear por cuánto se debería cerrar el acuerdo definitivo.
Igual que ocurrió en 2006 cuando presentó una maqueta del estadio que quería construir Juan Soler, la firma Arena se ha vuelto a interesar por este proyecto inmobiliario relacionado con el Valencia. Salvo ya ha avanzado terreno con ella, pero ni mucho menos se puede decir que vaya a ser la que se lleve finalmente la concesión.
Es más, desde el patronato se tienen las ideas bastante claras. Se quieren cuidar mucho las formas, extremar la apariencia de pulcritud, hasta el punto de que un lema que repiten una y otra vez los patronos es el de dotar a todos los temas importantes de una capa de «transparencia», y más cuando hay en juego un buen puñado de millones de euros.
De ahí que al consejo de administración que vaya a salir de la junta del 4 de junio será a quien le corresponda la labor de sacar a concurso el pliego de condiciones para designar la firma elegida. De momento, la primera condición que han impuesto a la Fundación es que el Valencia debe estar sometido a una auditoría por una empresa de reconocido prestigio internacional, cuestión que se tiene que decidir en los próximos diez días. Una vez se conozca la salud real del club y esa 'due diligence' arroje los datos definitivos -puede tardar unas cuatro semanas-, será momento de trasladar a los interesados dichos informes.
La Fundación, por otra parte, ha cambiado el molde que tenía sobre la búsqueda de inversores. Si durante muchos día se ha sostenido que la venta de la parcela del viejo Mestalla tenía que ir unida a la concesión de la explotación de la zona terciaria del nuevo, ese 'pack' ahora se ha roto. Ya no van ligados un tema y el otro, sobre todo porque no es fácil colocar esta condición entre los inversores. La crisis pasa factura.
En lo que la Fundación no ha variado su postura es en su oposición a vender el club. Y eso pese a que ha existido ya una reunión al respecto y una propuesta más o menos seria que se ha tenido en cuenta, tan sólo para escucharla. Un grupo extranjero ha trasladado su interés en adquirir ese 70% de las acciones.
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