Ha llegado la hora de que den la cara

J. V. Aleixandre

17.02.2013 | 05:30

Los designios del señor Fabra (Alberto, no el Otro) son inescrutables. Pero los de Císcar (el actual, no el de antes) comienzan a perfilarse con nitidez. Ni el Consell está por malbaratar el Valencia CF a ningún corsario con bandera de conveniencia, ni por subastarlo al mejor postor ni, por supuesto, convertirlo en la Consellería CF. Así al menos se desprende de lo que contaba ayer en estas paginas José Manuel Bort. Y si no lo han leído, harán bien en recuperar el periódico o en rastrearlo por las redes espaciales y empaparse esa información. Hay ahí muchas de las claves de por donde van a ir los tiros en el futuro inmediato del club.
Se pretende que la piedra angular de todo el proyecto sea la Fundación, ese ente de razón parido por Juan Martín Queralt „¿que vuelve, dicen?. Ojalá. Pero no me lo creo„ y convertido en una sinrazón en cuanto lo fagocitó el Consejo y pasó a designar a los sucesores del acreditado Catedrático de Derecho Financiero „en ello anda don Juan, ocupado como siempre en las finanzas ajenas... y propias„. Esa Fundación que tan rápidamente olvidó sus objetivos primigenios, no sólo ha sido relanzada y avalada por el Consell como la propietaria del club, sino que se pretende acreditarla y prestigiarla de cara al futuro. Para ello se buscan nombres de lustre „y de cartera„. ¿Aparecerán esos prohombres que tanto necesita el VCF?. 
Es obvio que no están los tiempos para experimentos, sobre todo con el euro. Pero, como me confesó una vez Federico Félix, que de este asunto sabe un rato, dificilmente Valencia podrá devolverle al VCF todo lo que la entidad hizo por sus ciudadanos en los años difíciles de la exportación. Así que, ahí te quiero ver, escopeta. Ha llegado el momento de que aquellos ilustres patricios a los que el equipo ayudó con sus éxitos, a abrirles mercados en el exterior, recompensen al club. Ha llegado la hora de que la sociedad civil valenciana, esa que ha dejado perder, sin rechistar, un sistema financiero propio, se moje por su club. La burguesía valenciana, si existe o alguna vez existió, está en deuda con el Valencia CF. Sólo un empresario, Eugenio Calabuig, ha sido capaz, en los últimos tiempos de dar un paso al frente cuando ha sido requerido por la entidad. Paradójicamente, su empresa, Aguas de Valencia, está siendo sometida a un escandaloso proceso de acoso y derribo, sin que las voces autóctonas más célebres se alcen en su defensa. Al contario, están en la maniobra de enajenación. 
En auxilio del Valencia han salido, en los últimos tiempos, las clases medias que suscribieron el mayor paquete de acciones del club con sus modestas aportaciones. Los más pudientes, las clases altas, apenas soltaron unos millones de pesetas, una insignificancia para su poder adquisitivo. Las fortunas valencianas „grandes, medianas o chicas, pero fortunas al fin„ siguen estando en deuda con el VCF. Ha llegado su hora.

http://www.levante-emv.com/deportes/2013/02/17/llegado-hora-den-cara/975134.html