El argentino se había centrado con la llegada de su compatriota y tras el episodio del viernes la entidad no quiere que Éver se devalúe
JUAN CARLOS VILLENA | VALENCIA..-
JUAN CARLOS VILLENA | VALENCIA..-
La primera vez que Éver Banega se entrenó con Boca Juniors quedó prendado de Fernando Gago. A Alfio Basile le gustaba contar en las sesiones de trabajo con los chavales de más calidad de las categorías inferiores, para que fueran comprobando lo que significa vestir la camiseta xeneize. El de Rosario aún no había cumplido los 18 años y desde que llegó al club bonaerense la figura de Gago había sido su referente. Fernando fichó por el Real Madrid unos meses después, en diciembre de 2006, y Banega se convirtió en jugador del primer equipo a todos los efectos. En su debut con Boca, el 10 de febrero de 2007 en la primera jornada del Torneo Clausura ante Banfield, las crónicas del partido ya hablaban de Banega como 'el nuevo Gago'. Los dos jugadores se reencontraron en los Juegos Olímpicos de Pekín, donde conquistaron el oro con Argentina. Y allí, en China, se forjó su amistad.
Braulio Vázquez confesó en una entrevista concedida a LAS PROVINCIAS el 17 de septiembre que la primera persona que le recomendó fichar a Gago fue el propio Éver: «El que me puso en la pista fue Banega. Me comentó un día, hace tres o cuatro meses más o menos, que había un pibe buenísimo para fichar. Me empecé a reír y le dije, 'A ver, dime'. Y él me contestó 'Gago quiere venir al Valencia'». Desde que Gago y Banega volvieron a cruzar sus caminos en verano, el Valencia se dio cuenta de que, con el fichaje de Fernando, la entidad había conseguido encontrar el punto de equilibrio que necesitaba un futbolista con tanta calidad como poca constancia en su vida personal.
Banega se encontraba recuperándose de la grave lesión que le produjo el atropello de su propio coche, en febrero, y la presencia de Gago le ayudó a retomar la confianza, a centrarse. Curiosamente, hasta que Fernando no se ha marchado a Vélez no se había vuelto a hablar de Banega -incendio del Ferrari aparte- por ninguna cuestión extradeportiva. Gago ya no está en Valencia y el club teme que su ausencia vuelva a desconectar a Banega.
Aunque la entidad aceptó la decisión de Valverde de no castigar deportivamente al futbolista, que acabó siendo parte fundamental del empate frente al Barcelona, multará de forma ejemplar a Éver. Su retraso del viernes no fue de cinco minutos, sino de algo más de media hora, puesto que los jugadores tienen que estar en Paterna 30 minutos antes de cada citación para entrenar, y la sospecha del club es que el deportista, aunque en el momento de la llegada a la ciudad deportiva no presentara ningún síntoma ocular grave, se saltó el régimen de descanso el jueves.
En el Valencia no se descarta aplicar alguna medida de control con el argentino, que renovó su contrato hace un año hasta junio de 2015, puesto que el jugador es muy importante para el presente y uno de los principales activos. Una bajada de rendimiento llevaría a una devaluación de su precio de mercado. Y eso, en un club con vocación vendedora por su delicada situación económica, es un riesgo que en el Valencia no se quiere correr.
El 29 de mayo de 2011 este periódico desveló cómo el club había tomado la decisión de supervisar su alimentación, al comprobar que se había entregado en manos de la comida rápida. Los niveles de sus analíticas despertaron las alarmas. La entidad decidió que el jugador comiera tres veces por semana en Paterna y que el resto de los días lo hiciera en casa con menús supervisados por los nutricionistas. El 14 de octubre de aquel año otra vez se le paró el despertador, curiosamente también un viernes. Banega llegó a Paterna en la parte trasera de su coche, tapado, para que los medios gráficos no pudieran captar su imagen. Emery no lo convocó ese fin de semana pero sí para el viaje a Leverkusen, donde reapareció cinco días después. El futbolista pagó una fuerte multa. Esos episodios, que con Gago en Valencia nunca se habían repetido, son los que el Valencia teme que puedan ahora sucederse.
Banega llegó a Valencia con 19 años, en enero de 2008. «Quizás vine a España demasiado joven y eso me jugó una mala pasada», reconoció no hace mucho. Y no tardó en montar el primer 'sarao'. En la madrugada del lunes 3 de marzo, Éver se saltó un semáforo en rojo y fue interceptado por la policía. El futbolista dio positivo en el control de alcoholemia: «Salí a cenar con unos compañeros y después fuimos a tomar algo. Había tomado algo, pero tampoco tanto. Lo que pasa es que salta mucho». Esa fue su explicación a una radio argentina.
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