J.C.M. VALENCIA
El Valencia y la Fundació VCF han retrasado mes y medio la entrega de la documentación necesaria para que la consultora KPMG busque un comprador del club, tal como adelantó Levante-EMV. La demora que han provocado tanto Amadeo Salvo como Aurelio Martínez ha causado cierto malestar entre los medios financieros que buscan una solución definitiva para la crisis del club de Mestalla. Además existe la preocupación que algún accionista, o uno de los grupos organizados dentro del valencianismo, acuda al juzgado para exigir responsabilidades a los actuales gestores del Valencia por ocultar la quiebra de la sociedad, que acreditó el estudio encargado precisamente a KPMG por Martínez y Salvo para auditar la cuentas de la entidad.
Bankia tiene la orden directa del Banco de España de buscar un comprador para el paquete accionarial del club, algo que conocen de primera mano tanto el presidente del Valencia como el de la Fundació, así que los últimos movimientos de ambos han descolocado a la cúpula de la entidad financiera.
Bankia tiene la orden directa del Banco de España de buscar un comprador para el paquete accionarial del club, algo que conocen de primera mano tanto el presidente del Valencia como el de la Fundació, así que los últimos movimientos de ambos han descolocado a la cúpula de la entidad financiera.
Operación imposible
Martínez y Salvo pretenden ganar tiempo y por eso han acelerado la búsqueda de una compañía internacional que se comprometa a finalizar el estadio y la explotación del estadio, pero sin deshacerse de la parcela del viejo Mestalla, ni tampoco de las acciones de la Fundació VCF. Una operación imposible en medios financieros, pues están convencidos que en la actual situación económica, ningún inversor va a comprometer 140 millones para terminar las obras de Corts Valencianes, más otros 30 por la zona comercial sin asegurar la continuidad de la entidad.
Martínez y Salvo pretenden ganar tiempo y por eso han acelerado la búsqueda de una compañía internacional que se comprometa a finalizar el estadio y la explotación del estadio, pero sin deshacerse de la parcela del viejo Mestalla, ni tampoco de las acciones de la Fundació VCF. Una operación imposible en medios financieros, pues están convencidos que en la actual situación económica, ningún inversor va a comprometer 140 millones para terminar las obras de Corts Valencianes, más otros 30 por la zona comercial sin asegurar la continuidad de la entidad.
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