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martes, 22 de octubre de 2013

Salvo quiere llevar a la junta un informe de los inversores de KPMG

Club y Fundación reciben con «optimismo» las primeras consignas de la firma encargada de buscar la solución al nuevo campo de Mestalla

J. CARLOS VALLDECABRES | VALENCIA..-


«Yo soy bastante optimista, creo que saldrá bien». A Aurelio Martínez es fácil encontrarle un buen estado de ánimo pero cuando insiste varias veces en transmitir el mismo mensaje es porque la cosa parece que va por fin se mueve de verdad. El máximo responsable de la Fundación, en compañía del presidente del Valencia, Amadeo Salvo, y del director general, Luis Cervera, mantuvo ayer un encuentro con KPMG, el brazo que debe articular teóricamente la solución global -con b- de futuro, no sólo del club sino también de la Fundación.
No es que de ese encuentro saliera ya una solución definitiva al 'buñuelo' de la obra parada pero sí conocieron de manera más oficial los dirigentes del club que el Valencia tiene mercado más allá de Andorra. Hasta tal punto hay esa sensación que el objetivo que se ha marcado es que Amadeo Salvo pueda transmitir ya algunos avances importantes a la próxima junta de accionistas, prevista para la última quincena de diciembre.
Desde luego, el tema tiene su miga. Para Salvo será la primera vez que se presentará en una asamblea luciendo el cargo de presidente y presentarse a la cita con esa carta bajo el brazo le garantizaría de antemano un respaldo extra en el caso de que la marcha deportiva siga deficiente. Porque, a decir verdad, el tema del inversor -o mejor dicho de su actual ausencia- es en estos momentos una munición fácil para aquellos que consideran que tanto el presidente como Martínez están fallando en sus pronósticos.
De momento, a KPMG se le ha pedido que perfile la hoja de ruta que debe marcar los límites para atraer los inversores. En pocas palabras, bajo qué condiciones se debería admitir la entrada de capital para poder acabar el nuevo Mestalla, que es el gran deseo y el reto de este consejo de administración y también, lógicamente, del patronato.
Es ahí donde KPMG les dejó al menos saborear el caramelo. Según la firma, el club tiene gancho a nivel internacional y considera que en los próximos meses puede quedar confeccionada ya una lista de candidatos fiables. Es en definitiva lo que siempre se ha pretendido. Esos potenciales inversores deben saber que para acabar el Mestalla hacen falta algo menos de cien millones de euros y que la explotación comercial del recinto (ya sean por 15, 18 o 20 años) es el principal y también único reclamo. Ni se contempla la venta de acciones ni tampoco la del solar del viejo campo.
Los movimientos de mostrar el producto ya se han producido, tanto los que ha protagonizado Amadeo Salvo como los que acumulaba Bankia en su carpeta. El banco, aseguran, ha desviado teóricamente todos los pretendientes que tenía hacia KPMG, aunque también es verdad que con este escenario se hace difícil imaginar que desde la entidad financiera no se haga un especial seguimiento y hasta asesoramiento al respecto.
En ese paquete de 'novias' estarán también los que han pretendido juntar la fórmula de la inversión a la adquisición del paquete accionarial. KPMG no tiene entre sus objetivos la búsqueda de compradores para los 1,4 millones de acciones que posee la Fundación pero va a recoger todas las peticiones y trasladarlas posteriormente a quien, en definitiva, le paga: el Valencia CF. Este patronato, si hay algo en lo que desde el minuto uno ha sido contundente, es precisamente en su negativa a vender el Valencia.
El problema es que con el enredo actual, que no se sabe muy bien de qué lado va a acabar la propiedad del club, cualquier iniciativa de interesarse por el Valencia conlleva ciertos recelos precisamente por la incertidumbre que se vive.
No obstante, los críticos con todo este tema consideran que Amadeo Salvo y Aurelio Martínez van a acabar estrellándose, por los mismos motivos que obligaron a Társilo Piles a presentar la dimisión. A Piles le cortó indirectamente Bankia, aunque la orden de ejecución fue dada desde el Consell. Sin embargo, ahora el banco mantiene abierto el oxígeno a Aurelio Martínez porque existe el convencimiento de que tras el dictamen del TSJ de diciembre se firmará acto seguido la refinanciación de los dos préstamos (219 y 81 millones de euros más los intereses). Eso sí, siempre y cuando el pronunciamiento arrime el aval al IVF.
La Fundación actual, a la espera de firmar ese protocolo de buenas intenciones, se acoge a su capacidad para generar recursos y al menos ir alimentando a medio plazo el pago de los intereses del préstamo.
Creen patronato y Bankia que el TSJ les acabará dando la razón, devolviendo a la Generalitat su condición de avalista, y que el primer golpe de efecto de peso llegará en diciembre, cuando se pronuncie sobre la ejecución provisional del aval. El calendario ha juntado precisamente tres apuntes importantes antes de la entrada del nuevo año y cuyo orden ideal sería el siguiente: 1) ese primer pronunciamiento del TSJ y que fuera como quiere Bankia; 2) la primera entrega del trabajo encargado a KPMG, y 3) el examen de Salvo ante sus accionistas.

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