El técnico comprendió tras la debacle ante el Swansea que tenía que variar su método para enchufar a la causa a los descontentos
JUAN CARLOS VILLENA | VALENCIA..-
JUAN CARLOS VILLENA | VALENCIA..-
Los grupos deportivos se mueven siempre por estados de ánimo. Y más si la mayoría de los jugadores que los integran no han alcanzado su plena madurez en la disciplina que practican. El razonamiento es aplicable a la actual plantilla del Valencia y el cuerpo técnico que encabeza Miroslav Djukic ha tomado buena nota de ello. El serbio se dio cuenta, la tarde funesta de la debacle frente al Swansea en Mestalla, que tenía que dar un giro a su método. Y, horas después, comenzó la recuperación de su vestuario. En aquella charla en Paterna, el viernes 20 de septiembre, se sembraron las bases de todo aquello que había que cambiar para enderezar el rumbo de la nave. Djukic comprendió aquella mañana que tenía que reactivar al grupo de futbolistas que, por uno u otro motivo, se habían quedado en el camino.
El empate del domingo en Bilbao se convirtió en un nuevo episodio de ese proceso regenerativo. Aunque la expedición no volvió con una victoria, como en Granada o Krasnodar, el técnico se mostró muy satisfecho por el rendimiento del bloque. Porque, partido a partido, se van sumando soldados a la causa. La destacada actuación de Barragán, el trabajo de Alcácer y los destellos de Feghouli, una luz que parecía apagada hace poco más de una semana, sumaron argumentos a los brotes verdes de la unión.
Para comprender el plan de activación que está llevando a cabo el serbio en los últimos partidos hay que remontarse a la concentración de Speyer. Djukic encontró en los primeros días a un grupo joven que encajaba la carga de trabajo y los nuevos métodos. Pero todo comenzó a cambiar cuando en las sesiones de entrenamiento y en los partidos se vio una clara división entre el equipo titular y la segunda unidad. La constatación de aquello, unido al famoso reparto de petos, provocó que una buena parte del vestuario se fuera desenchufando. Y alguno de los futbolistas que comenzaron con una confianza ciega de Djukic, como el caso de Michel, también fueron diluyéndose con el paso de los partidos. Todo ello provocó que la lista de activos ensombrecidos fuera demasiado amplia antes de la derrota ante los galeses: Guaita, Barragán, Víctor Ruiz, Bernat, Oriol , Michel, Parejo, Feghouli, Piatti y Alcácer.
En el laboratorio de Paterna, en silencio, se comenzó a activar un plan para recuperar en la dinámica de grupo al mayor número de esos futbolistas. Y Djukic, aprovechando efectos colaterales como lesiones o sanciones, ha ido incrementando la lista de jugadores sumados para la causa. El mejor ejemplo es Víctor Ruiz. El catalán era un descarte técnico fijo en cada convocatoria. En la previa del partido ante el Granada, el entrenador llegó a justificar con el argumento de los dos centrales zurdos que no entrara en los planes en tierras andaluzas, cuando Rami ya se encontraba bajo sospecha por las molestias en el tobillo que hicieron que no jugara ante el Sevilla. Un día después, con el francés expulsado del hotel tras su famosa rajada, el técnico pidió disculpas al central delante de toda la plantilla. Con ese gesto se ganó no sólo al catalán, sino a alguno más de los 'desenchufados'. Desde entonces las apariciones del defensa se han saldado con tres victorias, con una actuación individual correcta, y el empate de Bilbao.
Alcácer ha sido el último jugador recuperado. El valenciano se quedó en la primera plantilla por expreso deseo de Djukic, que no quiso oír hablar de una cesión cuando Soldado abandonó el club para marcharse al Tottenham. El técnico manifestó en LAS PROVINCIAS, en pleno stage de Speyer, que el delantero era un jugador vertical, que buscaba siempre la espalda «y que trabaja mucho, me ha sorprendido gratamente». La gran duda para el técnico con el de Torrent llegó con su sequía goleadora en pretemporada, cuando disputó todos los partidos ya que Soldado no llegó a jugar y Postiga no se incorporó hasta la presentación en Mestalla.
Alcácer se decepcionó por verse relegado en Krasnodar en detrimento de Piatti, pero aprovechó sus minutos para marcar su primer gol de la temporada y ganarse la confianza para debutar como titular en San Mamés, donde realizó ese buen trabajo que el serbio destacó en tierras germanas del delantero.
El caso de Feghouli es uno de los más complejos. Al argelino le costó aceptar las cargas de trabajo en Alemania, donde el preparador físico Dejan Illic no dio tregua, pero siempre ha contado con la confianza futbolística de su entrenador. El gran problema para Soso es que Fede Cartabia sí que aprovecho su oportunidad en verano para ganarse un hueco como titular. Los dos últimos partidos de Feghouli se pueden interpretar como una luz al final del túnel.
La lesión muscular de Joao Pereira se convirtió en una puerta abierta para Antonio Barragán. El lateral, que ya estuvo a las órdenes de Djukic en el Valladolid, era de los jugadores más descontentos por quedarse una semana tras otra fuera de las citaciones. Su sobria actuación en Krasnodar y la brillante, su mejor partido con la camiseta del Valencia, el domingo en Bilbao han servido para que se enchufe al colectivo. Aunque sabe que cuando Pereira se recupere el portugués sigue partiendo con ventaja.
Pero al técnico aún le queda mucho camino por recorrer. Oriol Romeu y Parejo siguen sin entrar en sus planes. El madrileño, ejemplo de jugador recuperado en la etapa de Valverde, no ha acabado de asimilar lo que el técnico quiere de él. Esto comenzó a ser evidente en Speyer, donde buena parte de los entrenamientos acababan con una conversación entre él y Djukic donde intentaban llegar a un entente sobre lo que hacer dentro del campo. Con Oriol el cuerpo técnico tiene claro que, aunque sigue contando con su participación, su calidad de cedido por el Chelsea hace que la perspectiva de futuro sea diferente que con otros compañeros.
Djukic quiere aprovechar el parón de selecciones para trabajar con ellos dos, con Michel, convocado para el partido amistoso de hoy en Burjassot, y con Pabón. El serbio está contento con la actitud del colombiano pero necesita que suba un escalón en su rendimiento, porque se le fichó para aportar mucho más en ataque. La convocatoria de Banega con Argentina impedirá que el entrenador pula algunos aspectos posicionales con el rosarino, que ha rendido mejor como enganche que en su posición natural. El cuerpo técnico del Valencia tiene claro que el equipo no ha tocado techo y que desde la espina dorsal, los 'pasillos de seguridad' de Aragonés, formada por Ricardo Costa, Javi Fuego y Jonas se acabará puliendo el bloque.
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