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miércoles, 2 de octubre de 2013

Un equipo en busca de su definición

Djukic, que quería un juego de posesión, ha
visto mejorar los resultados al retrasar a Banega al doble pivote y ganar verticalidad por los extremos




El Valencia saca adelante sus encuentros pero continúa adoleciendo de una buena conducción de juego, como el propio técnico Miroslav Djukic ha reconocido. En el equilibrio en la medular el conjunto blanquinegro ha cimentado buena parte de los éxitos de su historia reciente. Es la demarcación del terreno de juego en la que, sin lesiones de por medio, más variaciones ha sufrido. Dos variantes condicionan la propuesta futbolística del Valencia: la posición de Ever Banega, dentro de la voluntad de Djukic de mantener un juego de posesión, y la verticalidad de la que el Valencia ha hecho gala en sus mejores años, ahora impulsada con la mayor verticalidad que el equipo ha encontrado con Fede.
En un inicio, Djukic apenas quiso modificar el molde que había heredado de Ernesto Valverde. El técnico serbio mantuvo a Banega en la mediapunta, cerca del área, donde su juego se había mostrado desequilibrante, explotando una faceta poco utilizada en el rosarino, como el golpeo de media distancia. No obstante, en las primeras derrotas el equipo comenzaba a evidenciar un grave problema en la creación de juego, con pérdidas de balón en el centro del campo que desembocaban en ocasiones muy claras del rival que dejaban el partido casi sentenciado en sus primeras partes. Así se vio contra el Espanyol, Barcelona y Betis. Los problemas empezaban en la primera línea de pase de los centrales y el Valencia, ofuscado por la ausencia de puntos, mantenía una posesión de pelota improductiva, poco efectiva. Djukic optaba por cambiar las parejas del doble pivote (Javi Fuego y Míchel, Oriol y Parejo) mientras mantenía a Banega en su posición adelantada sin poder brillar. Además de estar desasistido, el argentino estaba en un bajo nivel de forma que resta trascendencia a su fútbol.
Al darse cuenta de que al Valencia le costaba encadenar "tres pases seguidos", en boca de Djukic, el técnico, consciente de que el equipo chocaba contra la filosofía que trataba de imponer, introdujo variaciones para volver al Valencia vertical, de posesiones cortas y más contundente. Retrasó a Banega a la creación y llevó a Jonas desde la banda izquierda al centro de la mediapunta, un dibujo que se acercaba más al del Valencia de Emery. Por los extremos Fede y Feghouli debían dar más agresividad y menos trámites al ataque. El experimento saltó por los aires contra el Swansea, con los goles tempraneros tras la expulsión de Rami. Djukic insistió contra el Sevilla, y el equipo, con una mejor actitud, fue más resolutivo, con Jonas más cerca del gol. El equipo, todavía poco fluido en la distribución, ha mejorado sus resultados al cerrar su defensa, con Javi Fuego más integrado, y encajar solo un gol ante Sevilla, Granada y Rayo. A partir de la tranquilidad de la zaga, el Valencia quiere acabar de definirse.

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