Algunos futbolistas han recibido letras para cobrar en varios plazos la mitad de la ficha de la temporada de febrero - El club no ha recibido ninguna denuncia por impago desde 2009
PAU FUSTER | VALENCIA
Cuando el Valencia CF realiza el presupuesto, con el correspondiente calendario de pagos, el mes de febrero siempre aparece subrayado en rojo. No es casualidad que en ese mes el club tenga fijado el pago del 50 por ciento de las fichas de los futbolistas, nada más cerrarse el mercado de invierno, pero en los últimos años ha sido un quebradero de cabeza para cuadrar las cuentas, sobre todo por los problemas de liquidez que tienen, de ahí que se apueste por el pago en pagarés; hay integrantes de la plantilla que han visto repartido ese pago único en varios meses, a otros se les aplaza esa cantidad para más adelante. Esa decisión no varía en función del rol que tienen en el plano deportivo, sino por los emolumentos que percibe.
Cada club utiliza una fórmula diferente para abonar los salarios de los futbolistas, por ejemplo, entidades como el Betis prorratean la ficha mensualmente. En otras ligas, por ejemplo en la Premier League, es habitual cobrar semanalmente. La fórmula adoptada por el Valencia CF desde hace años consiste en abonar una mensualidad al futbolista, y repartir la ficha la parte más importante en dos plazos; febrero y junio. Pues bien, la última semana del mes de enero, antes de enfrentarse al Barça, los futbolistas fueron citados en las oficinas de la plaza de la Afición para recoger el pagaré correspondiente, y nadie ha puesto ningún problema. Pero sí es un detalle con el que se reaviva la llama de los problemas de liquidez que tiene el Valencia desde que comenzó a construir el nuevo estadio en agosto de 2007 actualmente las obras están paradas sin tener la financiación para concluirlo.
El momento más crítico llegó en febrero de 2009, cuando con Vicente Soriano en la presidencia se tuvo que improvisar una reunión con los capitanes para aplazar los pagos, y a principios de abril, el Valencia CF llegó a un acuerdo con la empresa Fomento Urbano de Castellón para obtener un préstamo de 50 millones de euros. Esto les permitió afrontar las deudas inmediatas con la plantilla y el plazo correspondiente a la UTE que construía el nuevo estadio, después de que se paralizaran las obras. En aquel momento se debían 15 millones a la plantilla y 14 a la UTE, más 10 de impuestos.
La situación actual no es novedosa, ya que la temporada anterior con Manuel Llorente en la presidencia, éste aplazó el pago de 6,7 millones de euros que correspondían al mes de febrero de 2013 al mes de diciembre. Estos compromisos de pago descontados en diciembre tuvieron un suplemento de 293.000 euros del que se hizo cargo el Valencia. A principios de febrero el club debía afrontar el pago a una cantidad aproximada a los 14 millones de euros en concepto de fichas, de ahí que no les tembló el pulso a la hora de sacar futbolistas del grupo e incorporar a otros con salarios menores. Es más, a Sergio Canales le plantearon que perdonara parte de la ficha que tenía que percibir si salía traspasado, a lo que se opuso. Un sinfín de situaciones encaminadas a obtener liquidez, de ahí que operaciones como la de Nicolás Otamendi por la que se van a pagar 12 millones de euros que pueden alcanzar los 15 en función si se cumplen unas cláusulas se vean con cierto recelo desde la Fundació.
Con independencia de que se paguen las fichas en pagarés, lo cierto es que el club desde que salió Soriano de la presidencia, no ha tenido ninguna denuncia de los futbolistas por impago, lo que les impediría realizar fichajes. Eso sí, la ingeniería financiera está a la orden del día para pagar las fichas.
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