El club todavía no ha autorizado que se conozca la 'due diligence' para que los interesados en concurrir a la compra cierren sus ofertas
HÉCTOR ESTEBAN hesteban@lasprovincias.es | VALENCIA..-
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El 24 de marzo será difícil que se conozcan las ofertas vinculantes interesadas en comprar el Valencia. La segunda fecha prevista es el 3 de marzo, pero como pintan las cosas tampoco se cumplirán los plazos. Quizá después de Fallas. Los problemas no cesan. El club, si al final se vende, será casi por agotamiento. El miércoles pasado se aprobó una nueva hoja de ruta basada en un hipotético consenso que a las primeras de cambio ha encallado de nuevo. No hay avances. Alguien tendrá que remolcar el nuevo proceso. El presidente del Valencia, Amadeo Salvo, ha dejado miguitas durante los últimos días para mostrar su contenido desacuerdo con el trato. Lo que el miércoles por la noche parecía una autopista para la venta se ha convertido unos días después en un camino repleto de obstáculos que tiene una solución complicada. La cara con la que abandonaron los patronos de la Fundación la reunión de la semana pasada trasladó que el consenso (otro más) se parió con demasiadas heridas sin suturar.
En principio, el Valencia debía volcar en una 'virtual data room', una especie de contenedor de información ubicado en la red y al que los clientes acceden con claves, toda la documentación económica del club para que los potenciales inversores interesados en comprar pudieran ajustar al máximo sus ofertas con números en la mano.
KPMG debe tener permiso
Entre esos documentos debe figurar la 'due diligence', que es la auditoría del estado del club que realizó la consultora KPMG, que no puede volcar sin permiso del Valencia. Las fuentes consultadas por este periódico aseguraron ayer que esa información todavía no está disponible, por lo que los inversores interesados podrían llegar a abandonar el proceso casi ya por desesperación. Si esta semana no se autoriza su publicación y se reactiva la negociación, el proceso se volvería a enquistar casi de manera definitiva. La posición del Valencia, liderado por su presidente, Amadeo Salvo, es conocer la información de los inversores. Saber quiénes son y cuál es la oferta con la que concurren al proceso. A cambio de esta información pondrán a disposición de todos los interesados la información sobre la gestión económica del club.
Bankia ya cuenta con varios interesados para comprar el club. Ofertas con «enjundia», como señaló su presidente, José Ignacio Goirigolzarri, en las páginas de LAS PROVINCIAS el pasado fin de semana. Inversores que no quieren destaparse hasta que sus ofertas sean vinculantes mientras que el presidente del Valencia, Amadeo Salvo, exige que se le ponga cara a aquellos que vienen con el dinero para comprar a la institución. El pasado jueves, un día después de que se alumbrara el nuevo consenso en una reunión de la Fundación subida de revoluciones, Salvo compareció ante los medios de comunicación para valorar el acuerdo logrado aunque no evitó la oportunidad para deslizar que el consenso no estaba compactado: «Espero que Bankia no vuelva a cambiar las condiciones». El domingo por la noche, en la previa del Sevilla-Valencia, mantuvo el discurso: «Esperamos que a lo largo de esta semana se llegue a un acuerdo».
Al margen de conocer el nombre, el Valencia quiere que los inversores presenten su oferta ante notario y un aval bancario de 10 millones de euros. Condiciones que para el Valencia, como club, son innegociables mientras que para la Fundación no son fundamentales. Un detalle que desvela el divorcio que existe entre el presidente y muchos de los patronos de la entidad que tiene el 70% de las acciones del Valencia, y que ha visto como últimamente han vuelto a desembarcar en ella los representantes de las instituciones para controlar el proceso.
Los inversores no están por la labor de destaparse. De hecho, una de las máximas que siempre ha defendido Bankia es preservar la identidad y ser muy celoso con sus clientes. Para el banco, el principio de confidencialidad, una de las máximas en una negociación de este tipo, es inviolable. Los inversores defienden que las explicaciones y el aval ha que dárselos al banco.
Voto compartido
Además, el club considera que el voto que comparte con la Fundación que lidera Aurelio Martínez es a partes iguales. Es decir, que la decisión del club y la de los patronos a favor de la mejor oferta debe de ser la misma. A peso. Un voto, el mismo que tiene Bankia, pero basado en el consenso. Una opinión que no comparten varios de los patronos, que consideran que el dueño del club es la Fundación, ya que tiene la mayoría de las acciones. Salvo quiere tener capacidad de decisión en nombre del club en el punto que representa el Valencia y la Fundación. De hecho, lo primero que hizo en la rueda de prensa fue remarcar que el voto era compartido entre el club y la Fundación, algo que no todo el mundo comparte.
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