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martes, 11 de febrero de 2014

Recuperados para la causa

J. V. Aleixandre


En el camino del Valencia se cruzó el Betis, igual que un minino se interpone en la trayectoria de un lobo: con los pelos de punta y temiéndose lo peor. Lógicamente, fue víctima de la voracidad de este remozado equipo que, pieza a pieza, con paciencia franciscana, viene montando su entrenador. Mestalla se lo pasó en grande contemplando la primera «manita» de esta liga y la segunda de la temporada „al Saint Gallen, se le endosó un 5-1, allá por octubre, hace una eternidad„. El Betis será lo que sea, muy poca cosa, un equipo en depresión, carne de segunda, todo lo que ustedes quieran. Pero en la primera vuelta, este mismo equipo le enchufó tres a aquella banda de Djukic; es que por aquí pasó el Almería, y ganó; es que el modesto Valladolid arrancó un empate... Es que cualquiera, a poco que se empeñara, «mojaba» en Mestalla, convertido en un chollo para los rivales. Ahora, en cambio, el VCF es capaz de dar un golpe de mano en el Camp Nou. O sea, que lo de este sábado no es solamente fruto de la debilidad ajena, que también, sino que obedece a una mejoría evidente en las prestaciones del equipo. Y ese cambio tiene un nombre: Juan Antonio «el Lagarto» Pizzi.
Uno de los peores defectos de un entrenador es el de creerse el inventor del fútbol. Es lo que le ocurría a Miroslav Djukic, orgulloso, obcecado, lleno de prejuicios. Para él, la titularidad de Banega, por ejemplo, era innegociable desde que llegó. Pizzi, en cuanto le ha conocido de cerca, lo ha devuelto a Argentina. Al serbio no le convencía Dani Parejo y su sucesor lo ha consagrado como prior del convento: el madrileño es el que manda sobre el campo. Piatti, al que Djukic quiso despedir, Pizzi también lo ha recuperado para la causa. Pero, sin duda, el caso más sangrante de desprecio ha sido el de Paco Alcácer, arrinconado a la suplencia por el anterior técnico, en beneficio de Helder Postiga, un tipo que venía de vuelta de casi todo, y que no marcaba un tanto ni aunque se desplomara la portería. «El Lagarto», en cambio, ha ungido a Alcácer como goleador del equipo. Ya era hora de comprobar si el delantero de Torrent sirve o no sirve para ser el «nueve» del VCF. Desde luego, desplazado a la grada, o sentado en el banquillo como lo tenía Djukic, era muy difícil averiguarlo. Ahora, con sus goles, está aprovechando el tiempo perdido para reivindicarse.
A todo eso hay que añadir la presencia de Senderos, un central con autoridad „ ya era hora„; más el dinamismo de Vargas „cuyo aliento comienza a sentir Jonas en su cogote; a ver si así espabila y le añade otra marcha a su juego„; más los galones que ha asumido Mathieu „capitán pese su cabeza sin amueblar„. Toda esta combinación de factores da como resultado una evaluación positiva del curso. Menos mal.

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